Fotografía

Fernando Manso, cuando las piedras susurran

Fernando Manso con su cámara de fuelle en Bodegas Lustau.

Fernando Manso con su cámara de fuelle en Bodegas Lustau. / Miguel Ángel González

El tiempo pasa muy despacio para Fernando Manso, artista madrileño que considera un lujo que lo definan como el Antonio López de la fotografía y al que también se refieren como “el fotógrafo más paciente del mundo”, aunque él mismo se describe como “el tío más pesado del mundo”. La paciencia, en este caso, se erige en gran virtud para quien es capaz de dormir una semana en una tienda de campaña, estar tres días sin comer o permanecer horas y horas encima de una escalera para inmortalizar un paisaje, una iglesia o cualquier detalle de una obra civil histórica de España, el tercer país con el mayor patrimonio artístico del mundo por detrás de China e Italia.

Autor de libros de fotografía aclamados –'Madrid', que va ya por la séptima edición con cerca de 20.000 ejemplares, 'España', al que precisamente puso prólogo Antonio López, y 'La Alhambra'– lleva más de una década inmerso en ‘Susurros de Piedra’, su último proyecto con el que recorre el país para difundir la riqueza de la historia y la cultura de España, “emocionar” a través de la publicación de dos libros “potentes” y una muestra itinerante que quiere llevar a distintos rincones del mundo.

Bodegas Lustau, González Byass, la Catedral y La Cartuja de Jerez formarán parte de esta antología del patrimonio histórico-artístico, una “visión de autor” a través de quizás 360 fotografías repartidas en dos tomos –la exposición contaría, en función del espacio, con entre 50 y 90 fotos de grandes dimensiones– de las 52 provincias españolas, entre ellas la de Cádiz, donde el fotógrafo madrileño también busca inspiración en estos días en distintos escenarios de Sanlúcar –parroquia de Nuestra Señora de la O y atardeceres– El Puerto –bodegas–, Cádiz capital y San Fernando -Catedral y salinas– , las ruinas de Baelo Claudia en Bolonia, parque de Los Alcornocales y Zahara de la Sierra.

El recorrido propiamente dicho comenzó en 2019 en Galicia, pero el proyecto se vio interrumpido por la irrupción de la pandemia. Recuperada la normalidad, Manso prosiguió su trabajo por el norte y a principios de año recaló en Andalucía, en concreto en Huelva, a la que siguió Sevilla y ahora Cádiz, para culminar en Córdoba, donde hará parada obligada en la Mezquita.

El patrimonio eclesiástico es la piedra angular de ‘Susurros de Piedra’, donde también tienen cabida los paisajes y la obra civil, “desde esta bodega de Jerez a un castillo, pasando por un puente medieval o un pazo del siglo XVIII de Galicia”, detalla Manso durante su paso por Lustau, donde juega con la luz natural que se proyecta a través de las vidrieras sobre columnas y paredes salpicadas de humedad.

Otra imagen del fotógrafo madrileño en Lustau. Otra imagen del fotógrafo madrileño en Lustau.

Otra imagen del fotógrafo madrileño en Lustau. / Miguel Ángel González

“Lo complicado de este proyecto no es qué hacer, sino el tiempo que le dedico a cada foto”, explica este artesano de la fotografía que trabaja con una réplica de las cámaras de fuelle de hace 150 años y que monta placas de 20x25, técnica que en España utilizan uno o dos fotógrafos más, a lo sumo. Más de 40 kilos de peso cuando se desplaza con el equipo completo. “Cada vez hay menos placas, los objetivos no se encuentran...; entonces tengo que ir a un mecánico manitas, que ya es muy mayor, para que me engrase la cámara y la limpie, que es un proceso muy complicado. Pero lo más complicado, sobre todo, es encontrar las placas, que las tengo que comprar en Nueva York porque aquí no hay y cada una cuesta una pasta”, relata.

Al margen de las cuestiones de índole artística, este es uno de los motivos por los que tiene que armarse de paciencia antes de hacer una foto. “La meteorología influye por completo en mi trabajo, pues sólo trabajo con sol y analizo detenidamente cuál es la mejor hora, la mejor luz, porque sólo disparo una placa por cada espacio”, añade. “Es un acto de fe -prosigue-, porque hasta que no llego al laboratorio y revelo no sé el resultado, y al final son miles y miles de kilómetros que voy a recorrer por toda España durante muchos años para acabar este proyecto”.

Manso es consciente de que se va a dejar “miles de cosas en el tintero, porque en España tenemos sitios mágicos perdidos en el tiempo y en el espacio; de repente te encuentras un pueblecito con cuatro habitantes que tiene una iglesia del siglo XIII y piensas, qué lástima que esto esté aquí perdido. Eso es lo que quiero difundir, porque soy un enamorado de España y me daba pena que se hayan perdido muchas cosas en el tiempo, algunas de ellas joyas de la cultura”.

Fernando Manso heredó la afición por el arte de su padre, con el que solía visitar de pequeño museos como los que ahora exhiben sus fotografías –para ‘Susurros de Piedra’, mantiene conversaciones con el Museo de San Diego y la Hispanic Society of America de Nueva York, pero también tiene en mente llevarla a algún espacio museístico de Francia, Alemania o Japón-.

El autor de 'Madrid', 'España' y 'La Alhambra' durante su visita a Jerez. El autor de 'Madrid', 'España' y 'La Alhambra' durante su visita a Jerez.

El autor de 'Madrid', 'España' y 'La Alhambra' durante su visita a Jerez. / Miguel Ángel González

“Tengo la suerte de ser de los pocos autores que han repetido en el Palacio de Carlos V de La Alhambra, donde expuse entre junio y noviembre pasado y pasaron 105.300 personas” y “también la llevamos a Marrakech, donde las colas que había fueron impresionantes”.

Junto a la formación plástica que le inculcó su padre desde la niñez, el Antonio López de la fotografía también heredó de su progenitor la “maravillosa” enciclopedia ‘Summa Artis’, que le ha ayudado a elegir muchos de los objetivos que enfoca con su cámara. Pero hay otro factor que influye en su decisión final, “la huella del paso del tiempo, que tengo muy presente, porque entre un castillo medio en ruinas y un ‘Exin Castillo’, siempre voy a elegir el primero”.

“No es que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, pero la policromía que ha tardado cinco o seis siglos en irse demacrando, igual que en Roma, Toscana o en Florencia, esa huella del paso del tiempo la ves en las paredes, y eso me encanta a diferencia de cuando las emplastecen o limpian, que se quedan demasiado nuevitas”, aclara.

A Fernando Manso, las piedras le susurran muchas cosas. “Sobre todo me ayudan a transportarme en el tiempo a esos espacios por los que han pasado amores y desamores, guerras y no guerras... Y me quedo metido tanto tiempo en esos espacios, porque puedo pasar varios días observando un encuadro o mirando la luz, que me siento como parte de ellos”.

Su búsqueda está plagada de sitios ricos en detalles, como las iglesias o catedrales, que le invitan a la reflexión. “Por ejemplo –indica– el otro día estuve en la Cartuja de Jerez, donde tuve la suerte de que las monjas debieron hacer una fogata y el humo dejó como una neblina que creó una atmósfera mágica”.

Pero al margen de su pasión por el patrimonio artístico español, al fotógrafo de ‘La Alhambra’, ‘Madrid’ y ‘España’ le enriquecen tanto los espacios que retrata como la parcela humana. “Me he encontrado a cantidad de gente, desde Huelva hasta Cádiz, que no te conoce de nada y te abre las puertas de par en par; y esto es algo extrapolable a toda España”.

Entre susurros de piedras, Fernando Manso seguirá su recorrido en solitario, recibiendo el calor de la gente que se cruza en el largo camino emprendido para mostrar al mundo la riqueza de España.

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