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La moda de las uñas: un arte, una necesidad y sello personal

Apenas son las once de la mañana de un miércoles y Francisca, de 81 años, entra en un salón de estética dedicado únicamente a las uñas. Es uno de los que en los últimos años proliferan en Jerez, ya que se ha convertido en una moda, para algunas en una necesidad. “Tengo las uñas echas una porquería y aquí me lo solucionan. También me hago los pies, me encanta”, afirma esta jerezana. Ella recurre a estos establecimientos siempre que ha de ir a algún lugar en los que tiene que llevar las manos bien. Considera muy positivo el ‘boom’ de las uñas. Recuerda que cuando era joven no había estas cosas. “Llevabas las uñas bien, pero nada más, ahora es un arte, como un cuadro, pero en las uñas”.

Acrílicas, de gel, esmaltadas, permanentes, con dibujos o pegatinas... La variedad es casi inacabable. Francisca lo admira, aunque al definirse como una persona cuadriculada, poco moderna y con su edad, no arriesga. “Personalmente, cuando hablo con una persona que tiene las manos cuidadas, me gusta. Cualquier presentadora de televisión que no lleve las manos bien, le desdice mucho, como que a lo mejor tiene un lado de dejadez, de no cuidarse”, opina.

Con ella coincide otra jerezana que acude al mismo establecimiento en silla de ruedas, Rocío Pérez, de 63 años. En su caso, comenzó a hacerse la manicura en centros de estética tras un accidente doméstico. “Siempre me las hago francesas o claritas. Soy muy discreta”. En lugar de ir a un centro de estética tradicional, decide ir a este negocio exclusivo de uñas porque dice que son rápidos, no cierran a mediodía, y aprovecha cuando viene al centro para hacérselas. “Siempre me he pintado las uñas yo. Para mí es una necesidad como otra cualquiera, igual que te arreglas el pelo, arreglarte las uñas también es una presentación”.

“Para mí es una necesidad como otra cualquiera, igual que te arreglas el pelo”

Este salón es un centro de manicura vietnamita. Rosario, una joven jerezana de 18 años que estudió una formación profesional de estética, maquillaje y uñas, le hace la manicura a Francisca. “Me gusta mucho el mundo de las uñas, pero no me veo dedicándome a esto toda mi vida”, reconoce. En su opinión, esta moda se puede interpretar de muchas maneras: “Es una forma de expresar tu personalidad o de decir algo de ti mismo, es un arte”.

Su jefe y responsable del negocio es de origen vietnamita. Huy Dung Nguyen (1975), así reza en su tarjeta de residencia y trabajo, la cual muestra sin titubeos. Su nombre español es Toni. También se apresura a enseñarnos las instalaciones y, presto, posa para la foto e intenta responder a las preguntas mientras atiende a Rocío. En su país de origen se dedicaba a la importación. Acabó en España tras visitar el país durante unas vacaciones. “La gente es muy amable. La comida, la carne es igual que allí”, dice en un rudimentario español. 

En la actualidad tiene dificultades para hablar el español a pesar de que antes dominaba cinco idiomas. Es una de las consecuencias de haber sufrido un ictus y de permanecer en coma durante diez meses. Muestra una pequeña libreta con una breve lista de palabras: ictus- 10 meses- coma - hospital Madrid. La joven empleada lo corrobora. No obstante, ese trágico episodio no le impide dedicarse al nail art, el arte de pintar las uñas, una de las tendencias que más despuntas en mujeres y también en hombres.

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