Es una realidad. Hay familias que no pueden llevar alimentos a sus hogares. Partiendo de esta premisa nació a finales de septiembre el economato hermano Adrián, del hospital Juan Grande. Durante estos meses ha abierto las puertas a 126 familias necesitadas, dignificando la ayuda a las personas y dando la oportunidad de ver el escenario menos negro. Pero la inquietud y solidaridad de esta orden y su equipo de profesionales les ha llevado a iniciar la campaña 'Apadrina una familia'. "La crisis económica, cada vez más acuciante, ha cambiado muchísimo el perfil de la familia necesitada de ayuda y nos vemos realmente desbordados de solicitudes", declara el director gerente del hospital, Daniel Craven-Bartle. De ahí que, desde la unidad de desarrollo solidario del hospital Juan Grande, se inicie lo que se conoce como una campaña de Navidad. Este proyecto comenzó entre los propios trabajadores del centro sanitario para ayudar al economato, "después se dio un segundo paso y nos dirigimos a familiares y amigos, para finalmente aprobar en la comisión de acción solidaria hacerla extensiva a la ciudad. Sin duda, surge como un acto de dignificación de la acción de pedir", recuerda el director gerente.

Para conocer mejor en qué consiste esta iniciativa, hay que recordar que las familias beneficiarias del economato social pagan sólo el 25% de la cesta de alimentos, sufragando el resto la obra social de Juan Grande con la aportación de sus bienhechores. Así, en una compra cuyo valor es de 32 euros, la familia sólo tiene que pagar 8. Al tener más demanda que recursos, la orden hace un llamamiento a la ciudadanía para que con aportaciones de 8, 16 ó 24 euros pueda 'apadrinar' y así cubrir las necesidades básicas de los más necesitados durante un mes. "Con esta domiciliación bancaria la gente podrá desarrollar su solidaridad y además sabe que ese dinero se está destinando íntegramente a que una familia coma ese mes. Es así de duro, pero es la realidad en la que nos encontramos", remarca Craven-Bartle.

El objetivo que se ha marcado el equipo es pasar de las 126 familias que se atiende en la actualidad a 240 como mínimo, un reto con mayúscula para el que no les falta ilusión y dedicación. Al querer duplicar la asistencia, también se han multiplicado las ideas para obtener fondos, como la zambomba que se celebró a finales de noviembre. Esta acción se compagina con sus labores sociales "de siempre", abonando recibos de luz y atendiendo a los desahuciados, por ejemplo. "La cobertura del voluntariado de San Juan de Dios es muy amplio y fuerte. Ahora tenemos que dar el do de pecho y aquellas personas que nos encontramos afortunadamente en una situación laboral y condiciones dignas dar ese plus de solidaridad", alentó el director gerente. Craven-Bartle no se queda ahí y agradece "el apoyo incondicional del Ayuntamiento y en especial, de la delegada de Bienestar Social, Isabel Paredes". Remarca así el trabajo de la delegación por la integración y la gestión de todas las ayudas para evitar la "picaresca" que también 'nace' en tiempos de crisis.

Dos días a la semana el economato abre sus puertas y ofrece una calidad de vida que pocas veces se ofrece con las manos abiertas. Una familia, siempre con la ayuda de un trabajador del hospital, puede llenar la cesta de la compra con un paquete de pasta a 0,12 euros, yogures a 0,18 y una docena de huevos a sólo 0,25 euros. De forma especial miran por los más pequeños de los hogares, dejando un espacio importante del economato a productos infantiles como potitos, galletas, cereales y batidos, entre otros productos que hacen las delicias de los niños. "Queremos hacer que el economato sea sostenible por sí mismo y atender al máximo de familias", añade Craven-Bartle. Un deseo por Navidad que se convierte en el mejor regalo para los que conviven con la necesidad.