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Educación/Investigación

El ceceo llega a Edimburgo

  • El barqueño Mario Saborido, profesor en la universidad escocesa, investiga sobre hablas andaluzas

Mario Saborido Beltrán, en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido).

Mario Saborido Beltrán, en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido).

Mario Saborido Beltrán es natural de La Barca, aunque lleva viviendo en la ciudad de Edimburgo (Escocia) desde hace ya casi tres años. Mario es graduado en Estudios Ingleses por la Universidad de Granada y tiene un máster en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera por la Universidad Antonio de Nebrija.

En estos momentos es profesor de Lengua Española y Culturas Hispánicas en el Departamento de Lenguas y Culturas Europeas de la Universidad de Edimburgo, clasificada como la número 20 del mundo en el último ranking internacional QS. Además, está realizando su tesis doctoral sobre hablas andaluzas en la universidad en la que trabaja. Con anterioridad, ha trabajado como profesor de español en la Universidad de East Anglia (Reino Unido) y en centros de enseñanza secundaria de Marsella (Francia) y Nanjing (China).

Según Mario, y otros investigadores, "Andalucía es una de las regiones con mayor patrimonio y variedad lingüísticos en el mundo hispano. Sus hablas constituyen el denominado español de Andalucía, una de las variedades de la lengua más ricas y diversas en el plano fónico y léxico. El andaluz es una modalidad heterogénea, porque dentro de ella los rasgos lingüísticos andaluces no se producen por igual en toda la región. Su peculiaridad reside principalmente en la pronunciación. Sin embargo, no existe ningún rasgo fonético propio de todos los andaluces ni que se realice solamente en Andalucía".

En su proyecto de investigación, Mario tiene como objetivo principal analizar las actitudes lingüísticas de hispanohablantes españoles y latinoamericanos hacia el andaluz en general y hacia fenómenos lingüísticos concretos como el ceceo. Este último rasgo lingüístico en particular es definido como la reducción de los fonemas /θ/ (grafías c, z) y /s/ (grafía s) a uno realizado fonéticamente como [θ]. En el hablante ceceante tiene lugar, por tanto, una desfonologización o igualación fonológica de la oposición θ/s, originando un monofonema realizado como [θ]. Esto significa que los ceceantes realizan c y z como [θ] y s como [θ]. Por ejemplo, en palabras como casa dicen caza y el vocablo zapato es pronunciado como zapato.

"Considerando algunos de los últimos estudios sociolingüísticos realizados, el ceceo sigue estando presente en casi la mitad de los hablantes de la ciudad de Jerez, e incluso puede encontrarse en una pequeña parte de los hablantes jerezanos que pertenecen al nivel culto. Sin embargo, es un fenómeno reconocido como típico de las clases sociales bajas, por lo que tiene poca aceptación social y es habitualmente estigmatizado".

Saborido, en su investigación, hace referencia al vocabulario que se utiliza en Jerez, donde existen voces bastante peculiares que tienen que ver, por ejemplo, con el léxico de las viñas. Entre ellas se encuentran las palabras almijar, alomar, allanar, apalear, apisonar, bienteveo, canasta, canasto, capataz, cepa, costo, dar de mano, pisador, podador, solear, soleo, vendimia, vendimiador, vendimiar, viña, viñadero y zagal, entre otras. No obstante, muchas de estas palabras han caído en desuso e incluso podrían llegar a desaparecer a causa de los continuos avances que se producen en el ámbito de la tecnología.

Mario, estudioso de la realidad lingüística de Andalucía, tiene la esperanza de que cuando llegue el momento de recoger los datos y analizarlos, se encuentre con unos resultados más positivos a los que se han ido encontrando otros expertos en esta materia.

En los próximos años, espera poder llegar a la conclusión de que el andaluz es una modalidad que, definitivamente, se ha despojado de los estereotipos y prejuicios con los que "desafortunadamente lleva conviviendo en sociedad durante siglos por cuestiones históricas y socioeconómicas más que lingüísticas, que la configuraron como una de las variedades periféricas del español europeo".

Además, confía en que, con el tiempo, "se deje de alimentar ese estigma y desprecio sin ningún criterio filológico y sociolingüístico hacia el andaluz, y llegue a considerarse como una variedad del español más, innovadora, sin complejos, e igual de legítima que las otras que existen tanto en España como al otro lado del Atlántico".

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