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Acotaciones sobre vinos

Los rompecopas. Episodio I: Los Finos

Andanas de botas de vino de Jerez.

Andanas de botas de vino de Jerez. / Miguel Ángel González

Qué importa si encontrar esa palabra fue una casualidad. Qué importa si es la que nos va a conducir por estos párrafos y, sobre todo, qué importa si será mencionada algo más de lo que fue antes. ¿Qué más da? Esta es la versión en letras de una palabra nacida para ser universal.

Julián Pemartín en su Diccionario del Vino de Jerez viene a definir el vino a rompecopa cuando el Jerez brilla clarísimo en la copa, mirando a la luz del sol o en la penumbra de un casco de bodega.

La palabra del capataz, con un sonido tan mágico, que abate en la copa el prisma de la forma más perfecta de crear un vino, que fluye con encanto haciendo todo más noble a nuestro alrededor.

Ahora sé que no hay término que mejor describa a los vinos en los que la copa no existe, vinos de Jerez sumamente brillantes, saludables y limpios de forma natural.

Rebuscando en mi almacén de letras y botellas voy a intentar dar con las palabras justas mientras les dejo una pequeña selección de algunos finos que por sí mismos dan luz al sol y a cualquier alma aletargada.

Auténticos e irrompibles rompecopas para quedarnos juntos hasta el fin.

Fino Tradición Fino Tradición

Fino Tradición

Fino Tradición (Bodegas Tradición)

Caminas con ojos curiosos por la bodega y te quedas con las impresiones indelebles, la copa y el balanceo corto. Recuerdos de la primera vez que probé este vino, a refugio de un aguacero feroz con una conversación sincera.

Fino Tradición es un estilo de vino, una forma de entender la elaboración tradicional como la fuerza vital que orbita entre las paredes de la bodega donde habita. Su vejez media de 12 años y su belleza en un plano fijo y claroscuro, camina despacio perdurando en el recuerdo.

Encontrarán la realidad que buscan en él y tendrán que firmar un contrato de por vida con este vino, un rompecopas dentro de un universo esférico.

Viña Corrales Viña Corrales

Viña Corrales

Viña Corrales (Bodega San Francisco Javier)

Detrás de la puerta de la bodega el vino se deja presentir, se anuncia en el aire. La genial continuación de un legado magistral nos llevará inexorablemente al mundo de las leyendas líquidas. En este lugar se puede sacar de una bota un vino tan limpio a rompecopa, que solo quieres atraparlo y que el sentimiento se deslice y te erice la piel.

Viña Corrales se abre camino desde el pago de Balbaína, con un vino de una vejez media de 9 años y una viva estructura sedosa. Un fino repleto de sol y armonía, donde todo es hermoso.

Así son los mejores vinos, los que conectan con el alma y como dice Onetti con un signo de admiración y tres puntos suspensivos… la cosa queda dicha.

La Panesa La Panesa

La Panesa

La Panesa (Bodegas Emilio Hidalgo)

Imaginen los sonidos de la bodega que se halla en la calle Clavel, el silencio en paz de los trasiegos, la belleza vetusta de algunos muebles y el olor de las calles de antaño en Jerez.

La Panesa es el reflejo de una idea muy purista de definir un vino en la bodega. Un fino de larga crianza antes incomprendido y ahora elevado al justo sitio donde ponemos las cosas que nos parecen memorables. Su vejez media de catorce años y la solera de más de 60 años que la que procede le aportan al vino esas características de pureza y equilibrio de los auténticos rompecopas.

El silencio que se cierne sobre mí es un regalo y de ese vino surgen estas palabras.

Caberrubia. Caberrubia.

Caberrubia.

Fino Caberrubia (Bodega Luis Pérez)

Me pregunto qué puedo contar que no se haya contado antes. Me gusta cómo ve el mundo, quién me cuenta como cata su propio vino mientras se fija en el color, en el brillo e incluso en cómo cae en la copa.

Seguir con la mirada ese vino en la copa, que trae la mejor luz del pago de Carrascal, encontrando una respuesta a la búsqueda de la concentración y de la elegancia. Un vino entero y natural.

Fino Caberrubia nos transporta a los años 40 en Jerez con un vino sin fortificar, que tras cinco años caminando el camino que camina la naturaleza, nos habla de la romántica manera de permitir que una viña marque el ritmo de la vida. Un verdadero rompecopas que respira eternidad.

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