Gloria Fuertes

Hay que tener un pedernal en vez de corazón si uno no siente vibrar algo profundo cuando lee un poema de Gloria Fuertes

En una pequeña ciudad de Pensilvania, frente a una paella que contenía aceitunas y chorizo, unos amigos americanos me enseñaron un libro que no conocía. En la página de respeto había una dedicatoria cariñosa y risueña. Luego venía un garabato tan extraño como la paella que nos estábamos comiendo. Y al final venía la firma, una firma que parecía la de un niño que está empezando a escribir: Gloria Fuertes. Mis amigos, los Morgan, me contaron que la poeta había sido profesora en un college muy cerca de allí, en los años 60, y que incluso le había dado clases a la mujer, a Jane. Me preguntaron si conocía aquel libro. Dije que no. Lo hojeé y pude leer unos poemas que no me sonaban a los poemas que conocía de Gloria Fuertes, los que ella leía en los programas de televisión que veían mis hermanas pequeñas. Y eso que los poemas infantiles de Gloria Fuertes eran muy buenos. Y lo digo totalmente en serio: hay que tener un pedernal en vez de corazón si uno no siente vibrar algo muy profundo cuando lee -o mejor, cuando oye recitar- un poema para niños de Gloria Fuertes.

Pero aquel libro tenía otra clase de poemas: eran más duros, más desolados, más sombríos. Y eso que tenían la misma gracia que sus poemas para niños, porque Gloria Fuertes nunca perdió esa cualidad -o mejor, ese don-, tanto si escribía para niños o para adultos. Y así, sus poemas nunca dejaban de tener un punto de travesura, probablemente porque estaban escritos por una mujer que había tenido muy pocas oportunidades de ser traviesa cuando era niña. El caso es que aquellos poemas me parecieron muy buenos, sobre todo porque tenían algo que es muy difícil de conseguir: hablar de asuntos muy íntimos de un modo que jamás se haga solemne ni pretencioso. Debo confesar que yo no sabía que Gloria Fuertes hubiera escrito poesía para adultos. ¿Cómo era posible tanta ignorancia? No lo sé, pero las cosas eran así. Y luego nos quejamos de lo mal que va el país.

Este año se celebra el centenario de Gloria Fuertes. Leo que un avión comercial noruego llevará su nombre y que varias raperas van a cantar sus versos. Supongo que ella nunca se imaginó que estas cosas pudieran ser posibles, pero lo que creemos imposible a veces ocurre, como ocurría a menudo en sus poemas. ¿Se podía imaginar alguien el rostro de una poeta para niños en la cola de un Boeing? Pues ahí tienen a Gloria Fuertes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios