Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Torrebruno se va a librar porque lleva muerto desde 1.998, porque si no era para empapelarlo y dejarlo con un lazo en las escaleras de la Audiencia Nacional, el Supremo o el Tribunal Internacional de La Haya. No me extraña lo más mínimo que los de mi generación estemos así. Así como estamos. Con nosotros se han hecho verdaderas perrerías. Olvídese de los carburantes, el carro de la compra, la energía y la guerra. ¿Se ha parado usted a analizar la letra de 'Tigres Leones'? Es difícil concentrar en una sola composición más atentados a la dignidad humana y animal. Dice así: "Tigres, tigres. Leones, leones. Todos quieren ser los campeones". Pero, ¿qué barbaridad es esta? Un verdadero insulto a los herbívoros, excluidos sin explicación. Y, dígame, ¿dónde hemos dejado el lenguaje inclusivo? Las tigresas, las leonas, el todos y todas. Por no hablar de esa cultura competitiva y opresora del querer ser los primeros a costa de todo, los campeones. ¿Y qué pasa con los subcampeones? ¿Y con los que quedan octavos?

Este fenómeno de revisar hechos, canciones, hitos, vidas de hace cuarenta o cuatrocientos años, y pasarlos por el filtro del pensamiento único de nuestros días, nos da para muchas reflexiones más. Podríamos decir que José Luis Perales es un perfecto prototipo de psicópata, un peligro para la sociedad, un nazi de libro por su canción 'Y quién es él', que parte de la base de una relación hererosexual, y que no se plantea ni por asomo -qué vergüenza- que su pareja pudiera haberlo dejado tirado como una colilla, no para irse con otro hombre sino para dedicarse al tiempo libre con alguien no binario, fluído o pansexual.

Este absurdo nos regala situaciones tan curiosas como que se pueda afear a Hombres G la letra de 'Sufre mamón' porque "marica no es un insulto" y 'devuélveme a mi chica' es una expresión que se refiere a las mujeres "como un objeto, como si fueran un bolso", pero apenas se repare en el mensaje que lanzan canciones que se hicieron anteayer. Esos temas de reggaeton que meten en vena a los más jóvenes y que en un buen porcentaje son, sencillamente, pornográficos. Estribillos machacones, sexistas, misóginos, que dibujan a la mujer ni siquiera como un bolso, sino como poco menos que un felpudo. Más nos vale vigilar eso y no lo que escribió David Summers hace casi 35 años.

Es difícil entender esta tendencia al revisionismo barato de las cosas, esta obsesión por juzgar el pasado con las leyes de hoy y con una moral, en ocasiones, forzada. Por supuesto que hay que defender la igualdad, la libertad sexual y el respeto, pero hagámoslo con sentido común, con sensatez, sin hacer el ridículo. Porque entonces conseguiremos justo lo contrario, y, encima, pareceremos todos idiotas e idiotos.

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