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Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Paco Zurita, un pregonero de vara dorada

Zurita, siendo presentado como pregonero en la Casa de Hermandad de los Judíos

Zurita, siendo presentado como pregonero en la Casa de Hermandad de los Judíos

A la rueda, rueda… pan y canela. La designación del pregonero de la Semana Santa siempre suscita una espiral de cábalas en los mentideros cofradieros. Se trata de un nombramiento que -en función de los aspirantes- puede bascular entre el puerto de Arrebatacapas -donde soplan vientos de opiniones encontradas y a veces confrontadas- y el hilo de Penelope (en la canción de Serrat). Nunca llueve a gusto de todos. Para la elección del pregonero no existe un determinismo filosófico prefijado. Tampoco unas coordenadas cartesianas. Sí prevalece la autonomía y la anarquía del gusto personal. En esto de los pregoneros idóneos surgen debates de suyo pintorescos. Incluso sentencias ex cátedra. En las Hermandades solemos confundir a veces el ombligo con las cuatro témporas y el cartabón con los arabescos.

Las quinielas jamás aciertan al cien por cien. Y es plausible que así sea. A menudo olvidamos con pasmosa facilidad que el Pregón de la Semana Santa es un acto eminentemente literario. Y en dicho género debemos contextualizar todo su fundamento y toda su escenografía. Lo contrario es sacar los pies del tiesto, desbarrar con bolindres en el cogote y salir por las del Beri. Pronunciar el Pregón de la Semana Santa significa una honra capital para el cofrade que sube al escenario del Teatro Villamarta. La apretada agenda a la que apriorísticamente sometemos al pregonero emerge de un afecto social rayano siempre a lo bienintencionado. Y lo bienintencionado ni se toca ni se discute.

Cuando el Consejo de la Unión de Hermandades nombra pregonero a un hermano mayor en pleno ejercicio del cargo está apostando por el concepto institucional que las Hermandades sostienen como premisa inviolable. Un hermano mayor siempre tiene mucho que decir. Está legitimado para ello. Porque es la Hermandad como tal la que también habla desde el atril barroco el Domingo de Pasión. Un hermano mayor es un representante del tiempo ingrávido -de quienes fueron y de quienes serán en el seno de la cofradía- y un protagonista activo, omnipresente, de la Historia de su corporación que aglutina alegrías y sinsabores, esfuerzos heredados de generación en generación, emociones a flor de piel, hitos y errores, pero sobre todo el acervo del amor por la entidad que legaron los mayores y cuya férula, cuyo fermento, cuya siembra siempre ha de inculcarse a su vez a los niños de la Hermandad.

La designación de Paco Zurita como pregonero de la Semana Santa era la crónica de una elección anunciada. Estaba al caer. Un aspirante sólido que contaba con los avales necesarios. A Paco le gusta escribir en sus ratos libres. Posee un blog de tono confesional. Es lector agudo además. Cultiva el ejercicio de la escritura con soltura y musicalidad de la prosa. En el verso destila una estética muy juanramoniana. No le duelen prendas pecar de sincero. Paco es el quinto hermano mayor que ha sido designando pregonero. Es posible que fallemos en la estadística, en la matemática. Corríjanme los expertos de los anales de las cofradías como Miguel Perea, Antonio de la Rosa, Eduardo Velo o Manolo Picón. Si hacemos memoria a bote pronto, precedieron a Zurita en esta bellísima dualidad Francisco Barra Bohórquez -quien, siendo hermano mayor de las Cinco Llagas, pronunció en 1980 su Pregón de la Semana Santa-, Paco Garrido, -hermandad de la Amargura-, Emilio Rivelott -hermano mayor del Mayor Dolor- y Luis Cruz de Sola -hermano mayor del Santo Crucifijo en aquella recordada mañana de San Miguel-. Como curiosidad constatemos que Manolo Garrido Arcas fue pregonero y presidente de la Asociación de la Sagrada Mortaja. A todos ellos se les notó con creces el peso y el poso de la vara dorada en el canto a la conmemoración pasional que ofrecieron a mayor gloria de Dios. Como así sucederá con Paco Zurita el quinto domingo de Cuaresma, cuando los ángeles custodios de la primavera ya forjen de nuevo ese milagro de la Luz y el Aire que dimos en llamar Semana Santa.

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