Los echábamos de menos. Y aún continúa la añoranza. Porque todavía no es lo mismo. Pero al menos ya podemos disfrutarlos. Estábamos deseando que las fases de la desescalada nos permitieran volver a ellos. Ha llegado el momento. Y cada día -si siguen mejorando los datos- se parecerá más a lo que estábamos acostumbrados. Porque la gente del sur de España somos de calle De bares. Y restaurantes. Somos del café y tostada por la mañana. De ese café que en más de una ocasión te ha quemado la lengua. Hasta ese momento lo hemos echado en falta. Somos de la cerveza en compañía de los amigos antes de almorzar. De comer fuera de casa. Y somos del paseo con tapita para la noche, o a mediodía. De cafetería con un dulce o un helado. Y por supuesto de tabancos, disfrutando de los vinos de la tierra. Somos de calle, de bares y restaurantes. De la gastronomía de nuestra tierra. Y así lo hemos demostrado muchos de nosotros en esta primera fase del desconfinamiento. Pero las ganas no pueden nublarnos la vista. Y en este sentido debemos ser responsables no solo con nuestro comportamiento, también con los establecimientos. Porque si bien estaremos ahí para levantar la hostelería y devolver la alegría a las mesas -aún no se permiten las barras aunque volverán- ahora hay que apelar a la paciencia. Podemos ir a disfrutar de esos momentos tan nuestros pero siempre guardando las distancias de seguridad, el aforo permitido y todo aquello que nos indican las autoridades sanitarias. Tenemos que seguir dando ejemplo. Y con todo, brindar en esas reuniones por la vuelta poco a poco a la normalidad. Por los reencuentros de amigos. Por la sensación tan especial que se siente cuando se disfruta en un bar. Una experiencia que hemos empezado a valorar en esta época en casa. Pero volveremos. Seguro que volveremos. A llenar la calle y por ende, nuestros bares.