Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Una tertulia con sabor: aquellas Fiestas de la Vendimia

‘La Galería del Jerez’ acogió una interesante mesa redonda sobre la Fiesta de la Vendimia.

‘La Galería del Jerez’ acogió una interesante mesa redonda sobre la Fiesta de la Vendimia.

No se vislumbran oropeles imaginarios durante la caída de la tarde. Nadie piensa en el propio peculio. Acudo, presuroso, a la convocatoria cultural que tiene lugar este miércoles 13. Juan Souto –‘En la Gloria’, ‘La Galería del Jerez’- ha acertado sobremanera. Porque -causalmente- un poliédrico interés -muy genérico- ha surgido en torno a la Fiesta de la Vendimia. A menudo suceden estos fenómenos de convergencia según una personalidad artística, una efemérides, una obra literaria... O bien un acontecimiento festivo. Es el caso que nos ocupa. La Vendimia -su celebración- solicita un sumando, un ensanche, un redondeo, una revisión, un enriquecimiento. Nada que objetar a cuanto tiene lugar actualmente. No obstante parece que la opinión siempre amable de voces expertas apuestan doble contra sencillo a favor al menos de ciertos aspectos rescatables de las Fiestas de la Vendimia en su recordada edad de oro. Conociendo de antemano la eficacia de gestión del Ayuntamiento en pro del beneficio de la ciudad, no cabe la menor duda que ya estarán los buenos de Paco y Antonio tomando apuntes y recogiendo ideas al respecto.

En ‘La Galería del Jerez’ se departió por largo. Una concurrencia muy experimentada pobló el aforo. Lleno hasta la bandera. Abro un paréntesis. Ojalá la asistencia de público siga respondiendo en justa correspondencia a la calidad de los actos culturales que Jerez --sus instituciones- nos deparará de cara al ya entrante nuevo curso. Así sucedió este pasado martes en el Palacio de Campo Real, sito en calle Benavente Alto. Una cita exquisita, acuñada de elegancia -gracias al buen tino y capacidad de emprendimiento de Fulgencio Meseguer- que congregó a muchísimas personalidades representativas del tejido social de esta Muy Noble tierra. ¡Qué brillantemente llevó la velada el editor Manuel Mateo Pérez! El libro ‘Jerez’ -merced a la amenidad literaria de María José Solano y al talento pictórico de Miki Leal- es como una presea de semántica y cromatismo: Jerez según su dimensión sensorial. ¡Bien por la editorial ‘Tintablanca’! Harto recomendable. ¿Verdad que sí, Carmen Oteo, José Luis Jiménez, Javier Benítez, Antonio de la Rosa y Manuel Marín? Cierro paréntesis.

Decíamos que Juan Souto ha organizado una mesa redonda sobre la Fiesta de la Vendimia de antaño: dícese la celebrada, con énfasis globalizador, desde finales de los años 40 hasta el año 1990. Las nuevas generaciones, naturalmente, desconocen aquella conmemoración en torno al nacimiento del mosto. En la calle Asta los espacios huelen a jerezanía. Un tesoro expositivo aún por descubrir para no pocos jerezanos. Mis tres primeros saludos son para Eugenio Vega Geán, Angelita Gómez y Salva Galván. Lleno absoluto. Casticismo sobrevuela en el ambiente. El reconocido investigador y académico Antonio Mariscal Trujillo modera un debate que enseguida comienza a recibir sucesivos aplausos…

Como contertulios la Reina de la Vendimia 1974 Carolina Ruiz-Mateos, Pepe Marín -quien presentara en incontables ocasiones actos de la Fiesta y muy singularmente la Pisa de la Uva-, el ex coordinador de Relaciones Públicas de Bodegas Domecq Francisco Pérez, y el ex capataz y venenciador de Bodegas Williams & Humbert Francisco Salas. Carolina evidencia una memoria fotográfica con profusión de detalles. Los miembros de la mesa coinciden en que no ha pasado el tiempo por su belleza. Ella recuerda cómo “había verbenas por barrios en aquellos programas de la Fiesta de la Vendimia. Por ejemplo en Terraza Tempul o en San Telmo. En ambos, sin saber, yo salí a bailar por bulerías. Y la verdad es que me aplaudieron mucho. Era muy joven y me lancé. Hoy no lo haría. Aquello gustó tanto que, de alguna manera, obligué a las Reinas de las ediciones sucesivas a que bailaran por bulerías. Les pido perdón por ello. Entonces no sentí nada de vergüenza. Quiero decir que nunca fue una fiesta de señoritos. Se promocionaba para todos muy bien”.

Pepe Salas indicó que “comienzo con diecisiete años en el mundo del vino. Fue cuando entré en la bodega. Y empiezo a aprovecharme de la sabiduría de los arrumbadores. Gané premios de catadores. Solía mantener conversaciones con los vinos, a solas. Para mí la bodega es como una Universidad. Los vinos se licencian en aromas”. Pepe Marín recuerda cuando “la fiesta salía en la revista ‘Hola’. Sobre todo cuanto se celebraba en el Teatro Villamarta. Recuerdo a dos personas muy activas: Fernando Casas y Manuel Barea. También, cómo no, Alberto Durán. La Feria de la Vendimia no tenía la amplitud de la Feria del Caballo pero igualmente animada de público, quizá más sosegada en cuanto más íntima”.

El propio Mariscal se involucró como un contertulio más: “El pueblo sentía la fiesta. Concentrada en una semana. Y la cabalgata era esencial. Porque te preparaba. El concurso de escaparates era muy llamativo. No faltaban botellas de vino. Pero es que en las Farmacias colocaban los vinos medicinales. Todo era una implicación. Yo gané un premio fotográfico de la Fiesta de la Vendimia, que además era un concurso nacional. Recuerdo también los concursos de toneleros y arrumbadores. Este año no se discute la mejor voluntad pero no se ha interpretado el himno de Jerez de Beigbeder ni se terminó de pisar la uva -quedó a la mitad-. No se llevó la bota al Consejo Regulador. No se tocaron las campanas. Es de desear que este acto sea un primer paso para recuperar algunos enfoques de aquellas Fiestas de la Vendimia”. Estamos convencidos que así será. Segurísimos. Al tiempo…

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