José Luis Repetto Betes

“Don Rafael siempre pensó que yo quería mandar más que él”

  • José Luis Repetto Betes cumplió el pasado viernes sesenta años de sacerdote

  • Hijo Predilecto de la ciudad, fue el primer deán de la Catedral

José Luis Repetto en su casa frente a la iglesia de San Miguel.

José Luis Repetto en su casa frente a la iglesia de San Miguel. / Pascual (Jerez de la Frontera)

-¿Qué balance hace usted de estos sesenta años de servicio a Dios y a la Iglesia?

-He sido muy feliz sirviendo a Dios y a su Iglesia. Ese es mi balance. Con unos obispos me ha ido muy bien con otros no tan bien. Por ejemplo con Rafael Bellido Caro. La tomó conmigo. Recuerdo que el día antes de venirse a Jerez de obispo a vivir, su director espiritual, que era el párroco de San Bernardo de Sevilla, le dijo que tuviera cuidado conmigo porque decía que yo quería mandar más que él. Así que tal y como llegó me tomó coraje y le duró todo su episcopado. Yo jamás me metí con él. Él, sin embargo, pensaba que la multitud de cartas acusatorias que se recibían en Roma las escribía yo. Un día lo dijo delante de mí. Y le dije que yo nunca escribí ni una. No por falta de ganas, sino porque nunca quise ir en contra de mi obispo.

-Se me viene al hilo el salmo 100 cuando dice aquello de “servir al Señor con alegría”. Servir, puede pasar; pero con alegría… Cuesta trabajo.

-Pues ese era el lema de don Rafael: “Servite Domino in laetitia”. Era el lema de su episcopado. Pero sí, cuesta trabajo. Le prosigo comentándole lo de la teoría que ya traía de Sevilla. De que yo quería mandar más que él. Y a mí me traía sin cuidado. Ahora bien, yo no quería entrar por la uva de que quería que en los sermones se hablara mal de Franco. Y yo me negué. No porque esté de acuerdo con su política, sino porque Franco sacó a la Iglesia de la más terrible persecución religiosa que ha pasado desde Diocleciano hasta aquí. Nueve mil sacerdotes fusilados, monjas violadas y toda la barbarie que sucedió. Así que a Franco no se le toca. Sin embargo, él quería que habláramos mal del Franco y del Régimen. Y conmigo no pudo.

-¿Era un poco rojo?

-Sí. Pero no llegó a cardenal (risas).

-El que sí puede llegar al cardenalato es don Juan del Río.

-Está en edad y podría serlo. Ahora es arzobispo castrense. Se teme que la Santa Sede se lo tendría que llevar a Roma. Y el Rey le ha dicho al mismísimo Papa que de llevarse a don Juan del Río, nada. Están muy contentos con él y ocupa el cargo de capellán de la Casa Real. Tanto el Rey Emérito como el actual Felipe VI le han dicho al Papa que de tocar a don Juan nada.

-¿Pero él querría ir a la curia romana?

-Anda ya. Él está muy contento en Madrid. Tiene su catedral que es la de San Bernardo. Que se ha encargado de restaurarlo y dejarlo muy bonito por Bellas Artes.

-¿Cómo fue el nacimiento de la Diócesis en el año 1980?

-En el año 1580 se dirige el ayuntamiento y el clero de Jerez al Rey Felipe II para tener el privilegio de erigir diócesis en Jerez. Respondió que no. Dos siglos más tarde, en 1781, se vuelve a solicitar a Carlos III. Y se estudió el asunto. Pero no se concedió. 1813 fue el año en el que se vuelve a pedir a Fernando VII que dijo que este asunto no se trataba más. En el año 1954, don Álvaro Domecq y Díez, que era alcalde de Jerez, hizo un informe que se lo envía a Franco y una copia al Papa Pío XII. Ahí se decía que Jerez tenía el privilegio histórico al haber sido la antigua diócesis asidonense. Lo cual no es cierto. Pero ese es otro asunto. Franco no quiso. Huelva, pertenecía a Sevilla y sin embargo se erigió la de Huelva por voluntad de Franco. El Cardenal Segura no quería. Franco sin embargo no lo vio con malos ojos y se lo pidió al Papa. Y se concedió. Así que con Jerez el cardenal Segura no iba a concederlo con tanta facilidad. Después vino el Rey Juan Carlos. Y también un nuevo cardenal, Bueno Monreal. Fue el cardenal el que se dirigió a Roma para que se nombrara a Jerez como Diócesis. Y lo hizo por las muchas visitas aquí y veía que había una realidad distinta a Sevilla. Así que el tres de marzo de 1980 vino la bula por petición del cardenal Bueno Monreal. Recuerdo que habló con algunos sacerdotes para que pasara a la Diócesis de Cádiz, pero los curas no querían ni muertos. Así que fue por voluntad del cardenal.

-Los sacerdotes de origen gaditano pasaron a Jerez.

-En Huelva se ofreció la posibilidad de quedarse en Sevilla o pasarse a Huelva. Y cada uno hizo lo que quiso. A nosotros, no. Y fue ante el miedo a que ninguno no quisiéramos quedarnos con Bellido. Fuimos obligados a quedarnos.

-¿Ha cambiado mucho la Diócesis desde su origen hasta ahora?

-Sí. Ha cambiado bastante. Y no precisamente para mejor. Hasta aquí puedo leer.

-¿Y don José Mazuelos Pérez?

-No hablo de él. Es mi obispo y veo a la persona de Jesucristo y punto. No hablo bien para no parecer un pelota pero tampoco hablo mal porque no me parece bien hablar de mi actual obispo.

-También ha cambiado la ciudad.

-Yo cuando llegué a Jerez me hice cargo de la parroquia de Santa Ana. Fueron años bonitos. Y felices. La ciudad ha cambiado físicamente ¿Se parece en algo la plaza del Arenal a lo que era? O la misma calle Corredera, ¿o la calle Larga? Se ha estropeado bastante. Era una ciudad linda y preciosa. De aquel Jerez tan bonito apenas ha quedado nada. Recuerdo en una ocasión cómo me comentaron los responsables de la nueva reestructuración de la ciudad que querían hacer peatonal toda la Catedral. Yo les dije que cómo iban a venir las viejas a Misa. Y entonces me respondieron que si en la Catedral había Misas… Les tuve que aclarar que aquello era una iglesia y que estaba dedicada al culto divino. Pensaban que era un monumento para visitas turísticas. Ese ha sido el conocimiento para muchos que han tenido responsabilidades en Jerez.

-También ha cambiado la Catedral cuando fue usted deán.

-El cardenal me envió allí. Yo hice unas oposiciones porque me obligó. Las hice gustosamente. Hablé con el consejero de Cultura Paulino Plata que fue alcalde de Antequera. Le dije que la Catedral estaba en muy malas condiciones. Envió al arquitecto estupendo Pablo Diáñez Rubio. Hizo un buen proyecto, se lo pasé al obispo y estuvo de acuerdo, al igual que al cabildo y al Ayuntamiento. Así que estaban todos de acuerdo menos cuatro o cinco locos que hay en Jerez y que aún estaban con la misma teoría. El templete antiguo estaba tirado en el suelo. Se decidió hacer un altar amplio y eliminar el templete que ya no tenía sentido mantenerlo. Se lo trasladé a Pablo Diáñez y él lo entendió. No lo han entendido todavía cuatro locos que aún se quejan.

-Usted siempre ha estado muy preocupado por la cultura y la historia ¿Se ha contado bien la historia de la ciudad?

-Se va contando bien. Mi gran preocupación cuando yo fui director del centro de estudios históricos jerezanos fue buscar gente culta, entendida y amante de Jerez que estudiara la historia de Jerez. Y así ha sido. Eugenio Vega Geán, Paco Antonio García Romero y algunos más. Gente valiente y muy preparada. Ahora bien, también pienso que deberían de publicar más libros y menos artículos en revistas especializadas. Las revistas no las lee nadie. Los libros se siguen vendiendo.

-Usted elogió en un bonito prólogo a Manolo Romero con su último libro sobre el origen de las cofradías.

-Lo merece. Es un libro espléndido. Yo hice uno sobre la Semana Santa y sus cofradías que es un anticipo del que usted me habla. Pero este está mucho más completo. No lo pude hacer como yo quería. Y es que también entre los curas hay gente que deja mucho que desear. Me hicieron una treta. Bueno, me lo hizo un cura. Que no quiero dar su nombre. Pero no lo denuncié. No quiero hablar más del tema.

-¿Cómo ve usted la ciudad desde el punto de vista intelectual?

-Cuando yo llegué a Jerez había cinco mil niños sin escolarizar. Recuerdo a César Pemán y algunos más la gran labor que hicieron. Trabajaron mucho y consiguieron del ministerio de Educación y Ciencia que se hicieran quince colegios para Jerez. Así que se ha acabado el analfabetismo. Hemos mejorado. Y gracias también a muchas familias jerezanas que ayudaron a que muchos niños se escolarizaran.

-¿Ayudaron mucho estas familias a los jerezanos?

-Mucho. Recuerdo a Lorenzo Díez Lacave y a su hermana Ángeles. Eran muy buena gente. Hicieron mucho por Jerez. La familia Domecq también. Y después muchas cosas llegaron a manos de José María Ruíz-Mateos. Le dio un portazo en las narices a Boyer. Y cuando Boyer llegó al poder se vengó. Le quitó todo. Pero fíjate que al juez que lo juzgó y dio el voto positivo le entró tal remordimiento de conciencia que dimitió y se fue fuera de España. Dimitió y se fue. Y se hundió el negocio del vino de Jerez y se fue mucha gente a la calle. Una pena.

-Hemos pasado de ser una ciudad industrial a una ciudad turística.

-Bueno. Eso de turística… ¿Aquí qué hay que ver? González Byass que está muy bonita y poco más hay que visitar.

-¿Cómo ve usted la política actual?

-Está mal hace tiempo. No me gusta. Yo soy de derechas. No me gusta la izquierda gobernando porque creo que lo hacen muy mal. Por eso pienso que la política no está bien.

-¿Sigue teniendo contacto con los actuales mandatarios de la ciudad? ¿Le han llamado alguna vez para preguntarle o pedirle consejo?

-Nada. No me invitan ni tan siquiera a la toma de posesión. Siempre me invitaron pero ahora no.

-Pero de aquella ciudad que conoció usted apenas queda nada.

-Ha ido a peor. Antes al menos había mucho trabajo. En las bodegas y en el campo. Ahora ya ve usted la situación que tenemos.

-¿Echa de menos Sanlúcar de Barrameda?

-Me acuerdo de Sanlúcar. Simplemente. Lo mismo que Sevilla que también viví allí. Me gusta Sevilla. Su Semana Santa, no.

-¿Le pregunto por las cofradías jerezanas?

-Por supuesto que sí. Es una catástrofe ¿Cuántos cofrades van a Misa los domingos? ¿Cuántos se confiesan y comulgan por Pascua Florida? ¿Cuántos están apuntados y llevan una vida desordenada? No me convence. Yo pertenecí a cinco cofradías y ya no pertenezco a ninguna.

-¿Dónde se encuentra el gran peligro para la Iglesia hoy?

-Pues la Iglesia tuvo una gran oportunidad. Se llamó Concilio Vaticano II. Tras el Concilio, vino el progresismo y se lo cargó todo. El concilio no ha conseguido sus objetivos. Lo dijo mi querido san Pablo VI: "Juan XXIII mandó abrir las ventanas de la Iglesia para que entrara aire fresco pero lo que ha entrado ha sido el humo de Satanás".

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