Xerez CD

Víctima de la confusión

  • José Mari no puede brillar en un partido donde sus compañeros sólo le mandan balones imposibles · Babin viene de Segunda B, un mercado virgen para el Xerez

Un partido más, el xerecismo se quedó con las ganas de ver resurgir a José Mari. El sevillano lo intenta y no se le puede acusar de mala actitud en el campo, pero ni el equipo le ayuda con un juego muy espeso, ni él tiene la claridad del año pasado, cuando era desequilibrante dentro y fuera del área.

José Mari volvía a la titularidad después del banquillazo en Sabadell y en el primer tiempo no estuvo nada afortunado. Realmente, fue una víctima de ese juego previsible y preocupante de su equipo. Moreno está dando palos de ciego y una semana apuesta por el sevillano en banda, luego lo quita y ahora lo deja solo en punta. No tiene las ideas claras, desde luego.

Encima, el árbitro no le dejó en paz ni un momento con continuas faltas en ataque y con la señalización de varios fueras de juego. Todo en contra del delantero y favor de Agus y Babin, dos centrales que dotan de una tremenda seguridad a un equipo muy trabajado y que sabe a lo que juega, en las antípodas de este Xerez que mucho tiene que mejorar si no quiere verse en serios problemas.

Y eso que el currículum de los centrales amarillos no es gran cosa. Babin llegó al fútbol español de la mano de Rafael Rojas, un hombre de fútbol que lo llevó al Lucena, en Segunda B, donde lo pescó el Alcorcón. Se trata de un mercado que no está nada trabajado por el Xerez en los últimos años. Es una pena porque ahí podría conseguir algunos futbolistas muy válidos por calidad y por ilusión, algo que parece faltar a algunos de los que han vestido de azulino en los últimos tiempos. Rojas, por cierto, mandó su currículum a los administradores concursales del Xerez y no pasó la prueba. Enésimo error de Jesús Rodríguez.

Agus, por su parte, estaba llamado a ser uno de los centrales del Real Madrid del siglo XXI. La prensa madrileña le allanó el camino cuanto pudo dándole una gran publicidad a todo lo que hacía en el filial blanco, pero nunca llegó a ser lo que se esperaba y, tras pasar por el Córdoba, ha encontrado la estabilidad en un club donde no hay líos institucionales, donde todo es un remanso de paz.

Ambos se bastaron para frenar a José Mari, que no tiene ni la chispa ni el acierto de la pasada campaña. Estaba claro que este año se quedaría lejos de los 17 goles de la pasada temporada, pero sus prestaciones no están siendo las esperadas en otros conceptos del juego.

Y eso que se mató saltando en cada pelotazo que le mandaron sus compañeros e incluso pudo ser objeto de penalti en la última acción del encuentro, pero no se puede decir que hiciera un buen partido. Fue Íñigo Vélez, el damnificado con la decisión de devolver la titularidad a José Mari, quien terminó siendo decisivo con dos goles muy importantes.

Ahora habrá que ver si Moreno sigue apostando por el sevillano o si le dará de nuevo la titularidad al vitoriano. Cuando las cosas no salen es bueno cambiar, pero se manda un mensaje de confusión.

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