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Entrevista

Manuel Gracia: "Con la guerra y la dictadura nos robaron un futuro mejor"

Manuel Gracia.

Manuel Gracia. / Juan Carlos Vázquez

Manuel Gracia Navarro (Peñarroya-Pueblonuevo, 1946) es una de las mentes más privilegiadas del PSOE andaluz, partido en el que lo ha sido todo. En su trayectoria destacan muchos periodos, pero sobre todo su etapa como consejero de Educación, el primero de la Junta de Andalucía, y como presidente del Parlamento andaluz. Ya jubilado, presenta ahora su nuevo libro, Mi sombra ante mí, editado por la Fundación Cajasol y prologado por José Rodríguez de la Borbolla, que se refiere a su compañero de partido y amigo como "un hombre de Estado".

–Ha escrito un libro de sentimientos más que una autobiografía.

–Lo aclaro desde el principio. Lo importante no son los hechos, sino el haberlos vivido y los sentimientos y las vivencias que me han originado.

–¿Es fundamental que un político haya trabajado en la calle?

–Es fundamental que tenga el contacto con la calle, que lo haya tenido y que no lo pierda. Soy de la escuela de los que creen que la política consiste en hablar mucho con mucha gente. Y eso no es posible si no hay contacto con la calle.

–¿Ésa es su definición de política? ¿Diálogo?

–Quizás sí. Diría que la política es diálogo, respeto al adversario –que lamentablemente se está perdiendo en un proceso que viene de atrás– y lealtad a la ciudadanía.

–Borbolla lo califica como un "hombre de Estado". ¿Dónde están ahora? ¿Es una especie en extinción?

–No lo creo. Ha cambiado la política porque ha cambiado la sociedad. La política y la sociedad de ahora tienen poco que ver con lo que hacíamos hace 40 años. No creo que sean una especie en extinción. Hay otras formas y otros modos. Por ejemplo, la irrupción de las redes sociales en la política ha hecho que cambie. Mi libro es una reivindicación de la palabra y el diálogo como instrumento en la sociedad.

–Las redes dan la facilidad de contestar...

–Defiendo la necesidad de que desaparezca el anonimato de las redes sociales. Defiendo la libertad de expresión a tope, pero con responsabilidad sobre lo que digo.

–Es socialista y cofrade. ¿Cómo lo ha conjugado?

–Perfectamente. Desde que me vine a Sevilla ya no ejerzo de cofrade, porque mis cofradías estaban en Córdoba, pero sigo la Semana Santa. Me parece un fenómeno, como manifestación cultural y de espiritualidad, innegable. En los tiempos que fui a la vez militante socialista y cofrade no tuve ningún problema de conciencia ni de contradicción para nada.

–¿Cuántas veces ha visitado la tumba de Machado?

–Tres.

–¿Es el referente de la España que no pudo ser?

–Sin duda. Quizás Azaña también. Pero sentimentalmente me siento más próximo a Machado, entre otras cosas porque fue un gran poeta y yo he escrito mucha poesía y lo he admirado desde que era un chaval. La experiencia de visitar su tumba y pasar por esa carretera que cruza la frontera por la que salieron centenares de miles de compatriotas huyendo de la guerra y de la dictadura me sigue conmoviendo. He imaginado muchas veces cómo hubiera sido España si no hubiera pasado aquello. Nos robaron un futuro que hubiera sido bastante mejor que el que tuvimos. Hoy seríamos un país puntero en Europa.

–¿Es la educación la base de la sociedad?

–Quizás sea más la convivencia, pero sin una educación que forme a personas como ciudadanos de una sociedad democrática y sin una educación que nos faculte para conocer el mundo para transformarlo y avanzar desde el punto de vista científico y tecnológico, no seremos una sociedad completa. La educación, si no es la base, es una de las tres piezas claves en la construcción de una sociedad avanzada.

"Las voces de dirigentes antiguos como Felipe González o Alfonso Guerra no han tenido eco en el partido"

–¿Se ha impuesto la descalificación al contrario como fórmula de éxito?

–Quizás no tanto como de éxito, porque luego la ciudadanía es bastante más sensata de lo que en algunos momentos coyunturales pueda parecer. En la situación que estamos viviendo estos días, la ciudadanía demuestra que es más sensata de lo que pensamos. Tengo esa confianza. La sociedad bien informada y bien formada no necesita tutelas, pero claro... hay que alcanzar ese punto.

–¿Qué ha sentido estos días con los disturbios?

–Preocupación. Un político responsable, y no hablo de Vox porque no los considero responsables, no puede hacer arengas como la que hizo Aznar: "El que pueda hacer algo que lo haga". Esto legitima comportamientos de los salvajes. No basta con la condena de la violencia, hay que deslegitimar ese tipo de comportamientos los haga quien los haga.

–Es evidente.

–A mí me pareció mal iniciativas como rodear el Congreso o los escraches a Soraya Sáenz de Santamaría, caso en el que el PSOE salió a criticar ello. Son hechos inaceptables porque es una forma de intentar amedrentar a la ciudadanía.

–¿Hubiera repetido elecciones?

–No, yo hubiera intentado llegar a un acuerdo. Si ninguno de los partidos consigue los apoyos, está claro que hay que ir a elecciones, pero creo que hizo bien Feijóo en intentar la investidura y creo que ha hecho bien Pedro Sánchez en intentarlo. Si no, estaríamos mandado el mensaje de la ciudadanía de que no me ha gustado el resultado y vamos a repetir elecciones hasta que me votéis. Sin intentarlo, es decirle a la ciudadanía que no ha votado bien.

–Pero el precio es la amnistía y eso al PSOE...

–Eso el tiempo lo dirá.

–¿El PSOE puede entrar en crisis por este asunto?

–Estoy convencido de que no. Además, se ha producido un respaldo de la militancia más que notable. Aunque no se formulara la pregunta en términos expresos sobre la amnistía, todo el mundo sabía de qué iba la cuestión.

–¿No tendrá coste?

–No, porque las voces que se han levantado, desde dirigentes actuales como en Castilla-La Mancha, no han tenido reflejo en la consulta. Y las voces de dirigentes antiguos como Felipe o Guerra no han tenido eco en el partido.

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