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En tiempo real: así protege el CNI a sus agentes en zonas de riesgo

Placa con el logo del CNI

Placa con el logo del CNI

Alrededor de un millar de miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) están repartidos por el mundo, muchos de ellos expuestos a un alto riesgo. Aunque siempre se les ha hecho un seguimiento, desde hace tres años el Centro de Continuidad Informativa (CCI) monitoriza todos sus pasos en tiempo real 24 horas al día para proteger sus vidas.

Decenas de agentes sobre el terreno -el número puede variar en función de las misiones- están siendo monitorizados en este momento a través de algún tipo de dispositivo electrónico. Están "balizados", como se dice en la jerga del CNI.

La Agencia EFE se ha adentrado en la sede del CNI y ha sido testigo de cómo actúa el CCI, una unidad especializada compuesta por personas especialmente formadas, cuya creación impulsó notablemente la capacidad de reacción en el funcionamiento del Centro y lo situó en la primera división de los servicios de inteligencia.

En constante riesgo

Hace más de 20 años el CNI sufrió su golpe más duro. Ocho de sus miembros fallecieron en Irak.

En el acceso principal a la sede central un monumento con nueve llamas recuerda a los "héroes" que dieron su vida por España. Su forma semicircular permite verlo desde cualquier parte del recinto.

Ocho de esas nueve llamas tienen nombre propio y la novena está dedicada a todos los que, en secreto, fallecieron en acto de servicio.

Todos murieron en Irak en el otoño de 2003, uno de ellos en Bagdad el 9 de octubre y el resto en una emboscada en Latifiya el 29 de noviembre.

Este monolito deja patente el riesgo al que constantemente se enfrentan los oficiales de inteligencia. En el CNI hacía tiempo que se sentía la necesidad de contar con un instrumento que incrementara la seguridad en zona de operaciones. Finalmente, hace tres años se puso en marcha el CCI.

Allí donde está el CNI y hay riesgo su personal está "balizado"

A pesar de la ausencia de ego que caracteriza a los miembros del CNI, a los responsables del Centro de Continuidad Informativa les resulta difícil ocultar su orgullo al hablar de él y cuentan el tiempo que lleva funcionando con una precisión milimétrica: 1.097 días (a fecha 14 de mayo cuando tuvo lugar la visita de EFE).

Inmediatez y apoyo 24 horas es su valor añadido, repiten como un mantra Luis y Eduardo, nombres ficticios.

La decisión de a qué agentes balizar se toma una vez evaluado el riesgo que se corre en función de la actividad que realicen o de la situación de inseguridad que se viva en las zonas en las que operen.

Aunque el ámbito de actuación del servicio de inteligencia es el mundo entero, el despliegue en el exterior es materia secreta, por lo que no hay respuesta a la pregunta de dónde se ubica principalmente el personal monitorizado. No obstante, a nadie se le oculta que el Sahel, Ucrania o Gaza son "puntos calientes".

En cualquier caso, en todas las zonas de riesgo en las que el Estado español tiene interés, el CNI está presente con personal "balizado".

El factor tiempo, crucial

Con casi 20 años de experiencia de media y curtidos sobre el terreno, la clave de los hombres y mujeres del CCI es trabajar en equipo siguiendo unos procedimientos establecidos, sin olvidar un aspecto que no se puede minimizar: la incertidumbre.

Estos expertos analistas trabajan en turnos para cubrir las 24 horas del día. En una sala llena de pantallas siguen paso a paso las informaciones que se obtienen por diferentes medios en los ámbitos de interés señalados y hacen un seguimiento de las actividades de los agentes "balizados" para constatar que "no se salen del guión".

Es decir, comprueban que no se detectan anomalías que puedan indicar una incidencia de seguridad, así como que cumplen el plan que previamente han comunicado, tanto en cuanto al itinerario como a los horarios.

Para hacer el seguimiento técnico se utilizan medios seguros, no comerciales, un aspecto vital para la seguridad de los miembros del Centro desplegados en estas zonas de riesgo.

Aseguran que hasta ahora no se han producido incidentes por el uso de estos sistemas, quizá porque la contraparte para la que los miembros del CNI han de pasar desapercibidos está menos desarrollada tecnológicamente.

A veces con muy pocos datos, estos analistas tienen que tomar decisiones en las que el factor tiempo es crucial. Es un trabajo muy estresante, pero, por otra parte, gratificante, aunque son conscientes de que dado el riesgo que comportan algunas misiones, no se puede excluir por completo la posibilidad de que pueda producirse una incidencia grave.

Con la información obtenida, el personal del CCI elabora informes diarios que se remiten a la dirección del CNI y a organismos del Centro para los que puedan resultar de interés.

El CCI lleva casi 1.000 días haciendo el seguimiento de la situación en Ucrania en aquello que puede constituir una amenaza para los intereses de España y elevando informes a los organismos correspondientes todos los días. Es solo un ejemplo.

Reducir los plazos de reacción

Este unidad especializada contribuye al engranaje de toda la estructura del CNI para aumentar su eficiencia. El objetivo final es intentar reducir los plazos de reacción ante cualquier amenaza o riesgo para los agentes.

En un caso hipotético podemos situar a un equipo en una zona de interés cualquiera. Sus integrantes comunican que no se van a mover de la localidad asignada para su despliegue y cuáles van a ser sus actividades del día. Si en vez de acudir a la reunión prevista a las 6 horas en el norte de la ciudad se observa que se desplazan hacia el sur, el CCI ya sabe que hay un problema.

Inmediatamente se activa un plan para reducir los tiempos y facilitar que los apoyos de los distintos organismos puedan actuar.

Igualmente es importante tenerles controlados las 24 horas del día para poder alertarles en caso de sospecha de atentado en la zona o de cualquier otra amenaza para su seguridad.

Para los responsables del CNI, los casi 3.300 miembros que componen su plantilla son su principal activo. El 76 % es personal civil, el 18 % procede de las Fuerzas Armadas y el 6 % de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. El 65,56 % son hombres y el 34,44 % mujeres.

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