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Jerez en el recuerdo

Algunos conventos desaparecidos durante el siglo XIX

  • A finales del siglo XVIII existían en nuestra ciudad catorce conventos de religiosos masculinos en los que habitaban más seiscientos frailes, siendo Santo Domingo el que con más religiosos contaba

 A finales del siglo XVIII existían en nuestra ciudad catorce conventos de religiosos masculinos en los que habitaban más seiscientos frailes, siendo Santo Domingo el que con más religiosos contaba con ciento trece miembros entre profesos y novicios. En el año 1834 con motivo del decreto de desamortización y la consiguiente exclaustración quedaron vacíos, siendo algunos de estos conventos destinados a una nueva función civil. Otros en cambio, tras varias décadas vacíos, volvieron a ser habitados por sus primitivas órdenes religiosas. Sin embargo hubo varios que quedaron abandonados para siempre y, por ende, sometidos al deterioro implacable del paso de los tiempos, acabando por ser demolidos. Son de estos de los que nos vamos a ocupar a continuación.

Convento de Belén

Cuando pasamos por la plaza de Belén vemos con tristeza un enorme solar abandonado y lleno de matojos. Es el lugar donde una vez se quiso levantar la fallida "Ciudad del Flamenco" para la que tanto dinero se enterró sin el menor resultado. Pero remontémonos en el tiempo casi cuatro siglos atrás para conocer algo de la historia y vicisitudes del monasterio que allí se ubicó. 

 

Fue fundado en 1638 por los frailes descalzos de Nuestra Señora de la Merced, también llamados jesuitas blancos por su vida recogida y penitente. Estos religiosos fundaron su convento en Jerez con carácter de hospicio para así evitar oposiciones de otras órdenes y del propio ayuntamiento en unas casas propiedad de uno de los frailes, el jerezano Sebastián de San Agustín. Dichas casas serían ampliadas más tarde y mejoradas gracias a un personaje llamado Pedro Sarmiento y Pastrana, marqués de Casares, hasta ser elevada convento. El mismo estuvo presidido por una imagen de la Virgen de Belén, advocación mariana que en 1648 dio titulo al monasterio y que según entendidos es la actual imagen de Ntra. Sra. de la Esperanza de la Yedra.

 

En 1820 y con motivo de un nuevo rebrote de la Peste Amarilla, la comunidad cedió a petición del ayuntamiento parte del convento para cárcel pública, al objeto de tener mejor ventilados y separados los presos que había en la cárcel real situada en la plaza de Escribanos esquina a la de Princesa en el caso que la epidemia hiciera mella allí. Por ello el ayuntamiento se comprometió a darle a los frailes un donativo consistente en 40 reales diarios mientras utilizase el convento para tal menester, cosa que dicho sea de paso no se cumplió. En el año 1822 el ayuntamiento se posesionó de todo el convento en virtud de una orden superior, y sin más dilación destruyeron los altares de la iglesia con la idea de utilizarlo todo para presidio.

 

Ante esta injusta situación los frailes pusieron pleito al municipio, fallando la justicia a favor de los primeros, por lo que los presos fueron de nuevo trasladados a su antigua ubicación en plaza de Escribanos. Tras ello, los mercedarios descalzos tomaron de nuevo posesión de su convento y acometieron una reedificación del edificio financiado con la aportación de los fieles.

 

El 26 de noviembre de 1831 el pueblo en masa acudió a la plaza de Belén para el acto de inauguración de las obras, así como de un magnífico retablo en su iglesia donde fue colocada la imagen de la Virgen de Belén. La comunidad de este convento estaba compuesta en dicho año por 40  religiosos profesos. 

 

En 1834 y tras el decreto de Desamortización de Mendizábal el convento quedó deshabitado. El ayuntamiento jerezano tomó posesión del viejo monasterio realizando nuevas reformas para volver a convertirlo en cárcel pública, dotándosele, según el historiador contemporáneo a esta época Joaquín Portillo, de seguridad, ventilación y comodidades para alojar a unos noventa presos. Añade el citado historiador que una vez terminadas las obras de adaptación esta cárcel podía contarse entre las mejores de Andalucía por su embaldosado, aseo, amplitud y vistosa fachada. Allí permaneció este edificio como establecimiento penitenciario hasta 1962, fecha en el que fue trasladado a las nuevas instalaciones de la carretera de Arcos. Poco tiempo después de quedar vacío, el edificio fue demolido, construyéndose en su solar un colegio de fealdad manifiesta rodeado de una antiestética tapia.


Convento de La Concepción

En el área que actualmente ocupa la plaza del Progreso existió desde el siglo XV un hospital llamado de la Misericordia, el cual se integró en el de la Candelaria cuando la reducción de hospitales llevado a cabo por San Juan Grande en 1594. En dicho hospital, que tenía muchas gracias concedidas a su iglesia, se veneraba una imagen de la Virgen de las Angustias y allí eran acogidos  hasta su curación enfermos con cualquier enfermedad que no fuera contagiosa, y donde además se recogían niños expósitos o sin padres conocidos. No se sabe de donde vinieron las monjas de la Concepción para ocupar este antiguo hospital, el caso es que por una bula del Papa Julio II un grupo de estas religiosas se asentaron allí, y allí estuvieron hasta la exclaustración habida con motivo de la Desamortización de 1834, año en el que el convento quedó deshabitado. Según nos cuenta el historiador Portillo, en 1752 este convento tenía 34 monjas profesas y 16 novicias. Desconocemos cómo era el edificio, el caso es que en 1868 el conjunto fue derribado quedando en su solar la plaza del Progreso que hoy conocemos.

 

Convento de San Cristóbal

Al igual que el anterior, este convento situado en lo que hoy es plaza del Banco, tiene su origen en un hospital dedicado a curar enfermos de bubas. Estaba regido por una cofradía dedicada a San Cristóbal, fundada en el siglo XV por una caritativa mujer llamada Dª Mencía Suárez de Moscoso, esposa de D. Diego Fernández  Zurita. Junto al mismo fue fundado en 1543 un pequeño convento de monjas del mismo nombre. Al desaparecer el hospital en 1545 éste pasó a formar parte del convento. No tenemos noticias documentadas de su abandono por parte de estas monjas por el decreto de Desamortización. Lo único que sabemos es que fue derribado en 1875 cuando ya estaba casi en ruinas

 

Convento de la Veracruz

Los terrenos donde se alza el Teatro Villamarta así como la plaza donde se ubica, pertenecieron al convento de la Veracruz. Fundado en 1535, fue habitado por franciscanos, más tarde por trinitarios y después, nuevamente por la orden de san Francisco, la cual abandonaría el recinto con motivo del decreto de Desamortización. Usado como bodegas y almacenes de trigo, parte del mismo fue derribado en 1869 destinándose el solar resultante a jardín y plaza pública a la que el Ayuntamiento revolucionario le dio el nombre de Unión. En cuanto al resto del convento fue utilizado como almacén por los señores Ramos Catalina, importadores que fueron de maderas nobles traídas de América. Dichas instalaciones fueron derribadas en 1925 para construir el Teatro Villamarta. Según se puede ver en fotos de la época, esta plaza antes de la construcción del edificio de Correos, no estuvo urbanizada, teniendo una parte central de terrizo y a su alrededor una calzada adoquinada. Allí durante el verano los bares de la vecindad ponían mesas y veladores.

 

 Al parecer el convento de la Veracruz tenía un estilo arquitectónico renacentista bastante interesante. Su iglesia con portada grecorromana tenía la entrada por calle Medina.

Fuentes: Portillo, Joaquín, Noches Jerezanas, Jerez 1839; Muños Gómez A. Noticia histórica de las calles y plazas de Jerez, Jerez 1903. Sancho Sopranis, Historia de Jerez desde su incorporación a los dominios cristianos, tomo III, cap. 10, Jerez 1969. Mariscal Trujillo, A. Paseo histórico por las calles del viejo Jerez, EJE editorial, Jerez 2003.

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