Jerez

La saga continúa: el jerezano Gonzalo Moreno logra ser notario

Gonzalo Moreno, último jerezano en ser notario.

Gonzalo Moreno, último jerezano en ser notario.

Desde pequeño supo que iba a estudiar Derecho, sin embargo, no tenía claro si quería ser notario. Gonzalo Moreno acabó sus estudios de Derecho y un diploma en Derecho en los negocios en la Universidad Pontificia Comillas, de Madrid. Dio un paso al lado cuando su hermana se presentó a las oposiciones del cuerpo de Registradores y el resultado no fue óptimo.

Al acabar decidió que no quería ser notario porque su hermana se presentó a Registro y suspendió. "Me dio un poco de yuyu". Continuó su vida. Realizó el Máster de Abogacía y trabajó a la vez. "Ahí me di cuenta de que lo que realmente me gustaba era el derecho privado y, sobre todo, la función del notario". Entonces sí, a los 25 años decidió opositar. "Me di cuenta de que lo que me gustaba de la labor notarial era el prestar un servicio público, ayudar a la gente. La rama de Derecho de la que más sabemos era la que más me gustaba".

Admite que es un trámite duro, costoso, a la par que gratificante y reconfortante. Estudiaba de todos los días de la semana salvo los sábados, entre diez y doce horas. “Al principio cuesta un montón luego, con ilusión lo vas sacando poco a poco. Tiene su parte de sufrimiento, pero al final el premio que se consigue vale más que el esfuerzo".

En suma, cinco años y medio estudiando. En la primera ocasión suspendió el último examen, el dictamen  tras dos años y medio de estudio, y en 2022 ha logrado la plaza. Es el cuarto notario de su familia, después de su padre y de dos primos. El destinado de este jerezano es Molina de Aragón, en Guadalajara, aunque pretende trabajar por aquí en cuanto tenga la posibilidad.

Gonzalo entiende el ser notario como la prestación de un servicio público que se le realiza a un ciudadano de a pie en el día a día: "Ofrecemos un asesoramiento gratuito, independientemente de las funciones retribuidas, pero es muy cercana al ciudadano sobre temas de la vida cotidiana".

Las oposiciones a notario son bianuales. En esta ocasión se ofertaban entre 85 y 90 plazas a la que se presentaron unos 890 candidatos. Gonzalo es el único jerezano que lo ha logrado esta oposición. Según Moreno, cualquier persona que se plantee presentarse tendría que tener en cuenta la decena de horas de estudio diarias y el sufrimiento que implica más llevaderas a medida que se van alcanzando objetivos propuestos por los formadores. Supone renunciar a una etapa bonita de la vida por un tiempo. "Al final la oposición se convierte en lo principal, te alejas de tus amigos que ya trabajan. Aunque ampoco soy un chaval que no haya salido. Con ilusión y estudio se puede conseguir. No es imposible. Luego el premio es muy superior al esfuerzo", cuenta. 

No resulta una locura afirmar que este joven jerezano, al que le gusta bastante practicar deporte, ha culminado su maratón particular con el mejor de los resultados. Estudiar para una oposición ayuda a llevar una vida ordenada, a ser bastante persistente, a sacrificarse. “Recuerdo que le decía a mi padre que si no aprobaba, sería un fastidio, pero me ayudaba a curtirme y a ser más fuerte, ya me pueden echar lo que sea que yo voy a tirar para adelante”. Ya siendo notario, aprovechará para dedicar tiempo a los amigos y viajar, esto último "lo echaba muchísimo de menos".

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