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Jerez

Los 'sherry cask' se topan con el fisco

  • El pleno del vino aprueba la elaboración de un estudio sobre la merma del envinado, cientos de miles de litros de vino que chupa la madera sin las correspondientes exenciones fiscales que compensen esta pérdida

  • El Consejo Regulador tiene ya bajo control 100.000 botas a través del sistema de certificación de los 'sherry cask'

Montaje de botas para su envinado en una tonelería de Jerez.

Montaje de botas para su envinado en una tonelería de Jerez. / Vanesa Lobo

El envinado de botas no tiene techo. El negocio de los ‘sherry cask’ no para de crecer y según los últimos datos facilitados por el Consejo Regulador, en el Marco hay ya 100.000 botas en proceso de envinado inscritas en el registro oficial para su certificación –cifra que se ha duplicado en el último año–, el único que garantiza la autenticidad del producto con el correspondiente marchamo, para el que se requieren vinos elaborados a partir de uva del viñedo del Marco inscrito y un año mínimo de envinado.

La institución jerezana del vino creó hace apenas tres años este registro voluntario para regular esta actividad ante el incremento de la demanda y la proliferación de prácticas fraudulentas, tanto por parte de envinadores de fuera del Marco de Jerez como de destilerías que incorporaban el término ‘sherry cask’ como distintivo de calidad en las etiquetas de sus productos, fundamentalmente whiskies que en ningún momento habían tenido contacto con una bota de jerez.

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toneler / Vanesa Lobo

Con el sistema de certificación ya rodado, el Consejo Regulador se plantea ahora afianzar esta actividad complementaria para el sector del vino de Jerez y dar respuesta a las principales inquietudes de los envinadores y toneleros, entre ellas la búsqueda de acuerdos con la Administración tributaria para el reconocimiento de las mermas de alcohol en el proceso de envinado en el pago de impuestos.

En este sentido, el pleno del vino dio luz verde esta semana a la elaboración de un estudio sobre las mermas del envinado, que en el caso de botas nuevas llega a representar el triple aproximadamente que las de la crianza biológica de los vinos de Jerez. “La bota nueva chupa mucho más vino que la ya envinada”, explica el director del Consejo Regulador, César Saldaña, quien recuerda que el sector ya realizó en su día –en los años noventa– un estudio concienzudo sobre las mermas en la crianza biológica en colaboración con la Universidad de Cádiz (UCA) que sirvió para que Hacienda modificara la normativa del impuesto especial de alcohol con la supresión del pago de impuestos para el porcentaje que se perdía en el proceso de elaboración del fino y la manzanilla.

Como en la merma biológica, el nuevo estudio contará con la implicación de bodegas, envinadores y toneleros para determinar la pérdida de alcohol del envinado a fin de buscar el reconocimiento de Hacienda de cara al pago de impuestos, ya que, en resumidas cuentas, “estamos hablando de cientos de miles de litros de vino”, asegura Saldaña.

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