El número de fallecidos en los atentados del pasado domingo en zonas de mayoría chií de Damasco y la ciudad central siria de Homs ascendió a 184 personas, según los últimos datos difundidos por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. De esos muertos, al menos 120 -entre los que había más de 75 civiles y 19 milicianos progubernamentales- perdieron la vida por cuatro explosiones en el área de Sayida Zeinab, en el sur de Damasco.

Uno de los estallidos fue ocasionado por un coche bomba, mientras que otros dos fueron causados por terroristas suicidas que detonaron cinturones de explosivos adosados a sus cuerpos y el cuarto se desconoce su origen. Sayida Zeinab, que alberga una mezquita del mismo nombre, se encuentra a unos 17 kilómetros al sur de la capital y está protegido por el grupo chií libanés Hezbola, cuyos líderes insisten en que velan por proteger las áreas y santuarios chiíes de los ataques de los terroristas en Siria.

Por otro lado, la cifra de fallecidos por la explosión de dos coches bomba en el barrio de mayoría alauí (secta a la que pertenece el presidente sirio, Bashar al Asad) de Al Zahrá en Homs ha aumentado a 64 muertos, entre los que hay 39 civiles, 10 policías y milicianos prorrégimen y 15 cadáveres no identificados.

Asimismo, el Estado Islámico liberó ayer a 42 rehenes asirios, pertenecientes a un grupo étnico de credo cristiano, secuestrados hace un año en la provincia nororiental siria de Al Hasaka. Dentro del grupo de liberados hay al menos 17 mujeres. Se espera que en breve los liberados lleguen a la población de Tel Tamr en Al Hasaka. Más de 200 asirios fueron secuestrados a finales de febrero de 2015 en esa localidad y en otros pueblos de su periferia, durante un ataque de los extremistas.

En los últimos meses, el EI ha ido liberando a algunos de los rehenes. Los últimos fueron 16 secuestrados que fueron puestos en libertad el pasado 29 de enero .