Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Hay gente a la que le fastidian, pero los tópicos son muy socorridos. Entre la trabajera de conocer uno a uno a los habitantes de Zaragoza, por ejemplo, y la comodidad de despacharlos a todos de un plumazo diciendo que son gente noble donde la haya, es que no hay punto de comparación. Siempre cabrá la posibilidad de que nos topemos con un señor, aragonés de pura cepa, que no encaje en el tópico de la nobleza baturra. Pero eso, lejos de tirar por tierra la hipótesis, lo que hará es apuntalarla, ya que en un caso así el que falla no es el tópico, sino ese señor que ha sido incapaz de atenerse a lo que esperamos de un auténtico maño, y al que podríamos regañar diciéndole: "Es curioso, pero no parece usted ni aragonés" (con lo cual el tópico saldría reforzado gracias a esa facultad que tienen las excepciones de ir por la vida confirmando reglas.)

Así que no se molesten en luchar contra ellos, porque es inútil. Ni los catalanes rumbosos, ni tantos gallegos como hay ya que dejan claro si suben o si bajan, ni todos esos madrileños dispuestos a desbaratar su imagen popular de chulos, van a lograr arruinar siglos de tradición tópica.

Lo malo es cuando el tópico está hecho sin el debido rigor. Por eso, cuando el versátil Verstrynge despotricó hace unos días contra los jóvenes andaluces -diciendo que son una especie de veraneantes perpetuos en esta Costa Azul por bulerías en la que parece que vivimos- quizás habló a la ligera. Cuando dijo que aquí ya se sabe, "mucho rebujito, mucha cervecita, muchas gambitas y mucha playita", no se daba cuenta de hasta qué punto se equivocaba. ¿Pero de dónde saca este hombre semejante idea? Con el desempleo que padecemos por estos lares, más la pobreza que eso trae de paso, ya le gustaría al joven andaluz estándar pasarse los días pelando gambas en los bares de un paseo marítimo (especialmente si ese joven estándar vive en la parte de Andújar, que pilla a varias horas del litoral más cercano.)

Yo no sé si será por no sentirme muy andaluz, o más bien por no sentirme ya nada joven, pero la cuestión es que no me indigné con este somero análisis sobre la juventud de Andalucía. Sin embargo, la presidenta de la Junta sí que montó en cólera. Incluso saltó como una fiera a defender a los cachorros, embistiendo como si los hubiera parido ella misma en una cueva de Sierra Morena.

A mí, lo que piense este señor Verstrynge (que, menos en el nacionalismo canario, creo que ha militado en todas las ideologías disponibles del espectro político español) me trae sin cuidado. Lo que sí me llama la atención es que quien verdaderamente podría hacer algo por arreglarles los problemas a esos jóvenes agraviados, tampoco es que parezca muy dispuesta a resolverles la papeleta. Sería estupendo mejorar la maltrecha Educación, o aliviar los atroces índices del paro, para poder dar algo de razón al tal Verstrynge y que al final esos chavales se parecieran un poco al retrato idílico que los ha pintado tomando cañas junto al mar, muertos de risa y rodeados de cáscaras de gambas. Ojalá.

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