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Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

La alcaldesa que no se altera

Mil setecientos veintitrés días después de acceder a la Alcaldía de Jerez, a Mamen Sánchez se la ve más tranquila y segura que nunca, igual que, como ella misma afirma, está la ciudad que estos últimos días se ha visto sacudida por un tiroteo y un atraco, ambos sucesos por fortuna sin consecuencias personales. Se nota que los quince años en el Congreso y los casi cinco que lleva de alcaldesa le han servido para ganar en seguridad, tanto personal como política, y rara vez se la ve alterada, incluso cuando la critican o ejerce la crítica a una oposición que ahora incluye, quién se lo iba a decir, a la Junta de Andalucía. Mamen Sánchez transmite ese sosiego que le llegaba hasta hace poco de dos vías bien diferentes y ahora de tres: de una situación muy cómoda para gobernar el Ayuntamiento sin grandes sobresaltos con unos apoyos de la izquierda que estarán cuatro años ahí para lo que haga falta; de una oposición deslabazada (PP y Cs) con problemas de liderazgo interno en un caso más evidente que otro; y de un Gobierno central en manos de Pedro Sánchez que la apuntala orgánicamente en el partido y veremos si, de paso, con ventajas de algún tipo, en forma de proyectos, para Jerez. Se apoya en un equipo sin grandes estridencias, formado por personas de un perfil bajo en lo político con las excepciones de José Antonio Díaz y Laura Álvarez, que con sus nuevos galones soportan el mayor desgaste del cara a cara. La candidatura de la ciudad a la Capitalidad Cultural Europea de 2031, empeño que ha encomendado al también inalterable Francisco Camas, se ha convertido en eje transversal de su mandato, presente en todos y cada uno de los actos, decisiones y proyectos en los que toma parte. Y asuntos como el Museo del Flamenco, el Centro del Motor, el Hospital o los colegios (que lleva la Junta ahora gobernada por PP y Cs) le proporcionan la existencia de un enemigo que los manuales de política aconsejan para mantener la tensión. Eso sí, partidaria de que esa confrontación que ahora ha cambiado de bando se ejerza siempre con trazo fino, con florete, sin ultimátums ni palabras subidas de tono que puedan romper puentes en el futuro. Gobernar en una balsa de aceite, aunque los problemas de la ciudad sigan ahí, es más fácil cuando al otro lado de la partida el rival va y viene o no se sabe muy bien quién es. Y además, no suma ni se le espera. En el PP no está claro que Antonio Saldaña, falto de un claro número dos, vaya a contar con respaldo orgánico para repetir en 2023. Y en Ciudadanos, con el último candidato fuera de cobertura y problemas internos a nivel local, dar una rueda de prensa diaria en la calle no supone ninguna preocupación para el gobierno local. Quién sabe cómo transcurrirá el resto de mandato, queda mucho, pero esta es la fotografía actual. Muchos ciudadanos, hartos de gobiernos exaltados, conflictos permanentes en las calles, alcaldes en los tribunales o hasta entre rejas, han primado la paz y la tranquilidad. Ahora falta que éstas traigan el deseado despegue económico y de empleo que Jerez necesita.

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