
El Palillero
José Joaquín León
La Liga de los Arruinados
Yendo al grano
O los efectos negativos de correr grandes distancias sin demasiado control. Lo de correr a todas las horas del día está muy de moda, pero lo que desconocen muchos de los runners es el hecho de que correr de una forma desmedida puede reducir su masa encefálica hasta en un 6,1%. Y es que correr grandes distancias, y más sin el debido entrenamiento, tiene sus consecuencias para nuestro organismo. En esta ocasión no nos referimos al footing mañanero o a salir a trotar un rato los fines de semana, aludimos a lo que se denomina running o marcha propia de los maratonianos, de los hombres y mujeres empecinados en correr del tirón 42 km o más. No nos referimos, pues, a las carreras de cortas distancias, efectuadas a velocidad reducida o moderada, las cuales reducen el riesgo de mortalidad hasta en un 30%. En este caso nos referimos a las carreras sin límite y a un ritmo trepidante. Las consecuencias negativas de una práctica desmedida del running, en palabras de los científicos, están muy claras. La primera de ellas es la disminución de nuestra masa encefálica hasta en un 6,1 %, sobre todo en el área destinada a la vista. No se trata de una lesión irreversible, pues al cabo de ocho meses regresa a su estado original, pero que es dañina. Este achicamiento de nuestra materia gris puede deberse a que, dada la monotonía de mirar siempre al frente durante tantos días, el cerebro se toma unas 'mini vacaciones'. Esto lo sostuvo el radiólogo Uwe Schütz en el Congreso Anual de Cardiología celebrado en 2015.
Otra consecuencia de esta práctica desmedida del correr es que se resienten los cartílagos de las rodillas y de los pies. A ello hemos de sumar la pérdida de agilidad mental durante la carrera, cuando se sobrepasan las 20 horas corriendo podemos caer en el aturdimiento. No menos importante es el daño renal y muscular que podemos sufrir con una práctica descontrolada de este tipo de ejercicio físico. Por todo ello, correr sí, pero con cabeza.
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