La Ermita de San Telmo: ‘Faro’ de la Playita de Jerez

La ciudad de Jerez presume de enormes construcciones que destacan por su soberbia arquitectura, tales como la Catedral de la ciudad, la Parroquia de San Miguel (uno de los edificios más altos) o el Alcázar, por mencionar sólo algunos. Todos en armonía con opulentes casas palacios y llamativos monumentos. Sin embargo, la magia de Jerez se puede hallar en todos los rincones de la ciudad, pese a que algunos grandes tesoros, a priori, pasen desapercibidos a los nuevos visitantes.

Este puede ser el caso de la Ermita de San Telmo, de fachada inmaculada, sede de la Pontificia y Real Archicofradía del Santísimio Cristo de la Expiración, María Santísima del Valle Coronada, San Juan Evangelista y San Pedro González Telmo que procesionan en la Semana Santa de Jerez el Viernes Santo. Quienes año tras año acompañan al Cristo bien saben de qué se habla en estas líneas, pues su valor del edificio va más allá de lo tangible.

La web de la Hermandad dice de este templo que es de “estilo popular”, construida a lo largo de los años con materiales básicos, aunque también posee “algunos rasgos románicos, al constar de una sola nave y tener bóveda”. La cubierta es doble dado que, interiormente una bóveda de cañón. Ésta representa el cielo y la dota de mayor musicalidad. Mientras, exteriormente, se observa un tejado a dos aguas con teja árabe. La Ermita está coronada en su camarín con una linterna con la cual se realza y permite que penetre la luz en el templo.

La Ermita fue levantada por el gremio de barqueros junto al embarcadero de San Telmo, y dedicada al santo dominico Pedro González Telmo. De hecho, durante los siglos XVI y XVII fue usada para el retiro de dominicos. La reducida capilla del siglo XV ha sido ampliada en varias ocasiones durante la historia de la Hermandad, gracias a cesiones de terrenos municipales o de uso público por parte del gobierno municipal y a donaciones de fincas realizadas por los propios hermanos.

Ubicación

En el siglo XIV la ciudad de Jerez vivió un periodo de esplendor por su posición geográfica. Se trataba de una gran ciudad medieval perfectamente amurallada. Su población era mayormente campesina. También contaba con nobles y eclesiásticos que poseían importante ganadería y elaboraban vinos. El transporte fluvial a través del río Guadalete fue clave, en concreto el embarcadero enclavado en El Portal, entonces puerto de Jerez. Según cuentan, las Playas de San Telmo, hoy desaparecidas, estaban comprendidas entre el puerto antes mencionado y los bajos de la Ermita homónima.

“Se entiende que el nombre de esas playas se lo dio la Ermita de San Telmo, una capilla de marineros de marineros muy pequeña, allí situada desde probablemente el siglo XIV, que era lugar de culto a Pedro González Telmo, que tanta huella dejó en la ciudad, y era donde rezaban los barqueros y hombres de la mar antes de partir, y desde donde se contemplaba y “vigilaba” la conexión fluvial del lago y el río”,reza en la web del Cristo.