Sociedad

El país de todas las maldiciones bíblicas

  • La catástrofe que sufre Haití a raíz del seísmo hace saltar por los aires el lento proceso de estabilización política y económica impulsado por la comunidad internacional tras el devastador temporal de 2008

La catástrofe que sufre Haití tras el terremoto del martes que devastó su capital hace saltar por los aires el lento proceso de estabilización política y económica del país más pobre de América.

La hecatombe que enfrenta la nación caribeña, que de acuerdo a organismos de socorro ha causado unas 50.000 muertes, de seguro obligará a posponer la celebración de las elecciones legislativas de febrero y abrirá debates sobre la conveniencia o no de realizar los comicios generales de noviembre.

En las elecciones legislativas locales se renovará un tercio del Senado y la Cámara de Diputados.

"Estas elecciones tienen una importancia capital para el futuro del proceso democrático en Haití y para la consolidación de la estabilidad", afirmó el 7 de enero pasado el jefe de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), Hédi Annabi, quien se encuentra entre los decenas de miembros de la ONU dados por desaparecidos.

El diplomático tunecino advertía, asimismo, de que el fracaso de esos comicios "empeoraría la desconfianza y la sospecha" y conduciría a un "cuestionamiento" de los progresos realizados durante los cuatro últimos años en el empobrecido país.

Lo ocurrido parece echar más leche a la ya derramada en Haití, en una nación donde la mayoría de sus 9 millones de habitantes subsiste con un euro al día.

Tradicionalmente, Haití ha sido un país convulsionado sumido en serias confrontaciones internas y con una muy escasa tradición democrática.

En abril pasado, el país eligió a 12 de los 30 escaños del Senado, que aunque se celebraron en un clima de calma, se estima que apenas participó entre el cinco y el 10% de los 4,5 millones de electores. De esos comicios fueron excluidos los candidatos del partido Familia Lavalás, del ex presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, exiliado desde el 2004 en Suráfrica.

Lo cierto es que si a raíz del terremoto la situación política haitiana parece caer en el limbo en el área de la economía el panorama es más que incierto.

El 8 de abril del 2008, cinco personas murieron en una marcha multitudinaria celebrada en Puerto Príncipe en protesta por la carestía de los alimentos.

Un día después de la protesta, Préval anunció subsidios para el arroz, leche y huevos, y ordenó una reducción de los salarios de los funcionarios, al tiempo que países y organismos internacionales sugieren un plan oficial para contener el aumento en los precios de alimentos, generar empleos e impulsar la producción agrícola.

Estos problemas se agravaron de manera entre agosto y septiembre de 2008, cuando tres huracanes y una tormenta tropical azotaron Haití con un saldo de más de 900 personas muertas y casi 139 millones de euros en pérdidas en las áreas productivas.

Tras estas fatídicas experiencias, la comunidad internacional se vuelca en ayudas para Haití y junto con los esfuerzos locales logran restablecer "la normalidad" del país. Las buenas noticias empiezan a llegar a mediados de 2009 con el anuncio del Banco Mundial de que el país logró la condonación de 835 millones de euros de deuda.

A esto sigue un segundo anuncio, esta vez del Club de París, de condonar los 44 millones de euros que la nación caribeña adeuda al organismo, mientras el Fondo Monetario Internacional aprueba un incremento de 25 millones de euros en la ayuda financiera a Haití La racha positiva sigue en agosto con la decisión del Tribunal Penal Federal suizo que ordena la restitución de los fondos del dictador Jean Claude Duvalier (4,4 millones de dólares) al Gobierno haitiano.

El panorama halagüeño se extiende a octubre gracias a la visita al país del ex presidente estadounidense Bill Clinton, nombrado por la ONU como su enviado especial en Haití, y quien se hizo acompañar de unos 100 empresarios de 14 países, incluyendo la vecina República Dominicana, interesados en conocer las facilidades del país.

La tragedia, sin embargo, se cebó contra Haití en la segunda semana del nuevo año con el terrible terremoto.

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