Los jugadores del Xerez CD llevan dos días en casa cumpliendo con las medidas recomendadas tanto por las autoridades como por la Federación Andaluza para frenar el contagio del coronavirus. En la plantilla del Deportivo hay futbolistas de fuera de Jerez, cada uno vive la situación en sus domicilios de la mejor manera posible, echan de menos a la familia y cumplen con el plan de trabajo confeccionado por el cuerpo técnico de Juan Carlos Gómez. 

Fran Sabaté, centrocampista azulino, comparte piso con Jose Ortega, preparador físico xerecista, y no se aburren. El medio sevillano confiesa que "estoy aprovechando el tiempo estudiando, haciendo las actividades del curso que nos mandan on line, también paso ratos con la consola, viendo películas y hasta cocinando, las horas se hacen largas".

"La situación es complicada pero tenemos que mentalizarnos que es lo mejor para todos, hay que ser responsables. Nosotros somos jóvenes pero debemos pensar igualmente en nuestros mayores y en los sectores de población de riesgo, la salud es lo primero", admite.

En cuanto al plan de trabajo que ha recibido, destaca que "tengo molestias en los isquios desde hace varias semanas y estos días me van a venir bien para recuperarme, estaba muy cargado. A partir del martes, ya comenzaré con el plan. En casa es difícil pero algo haremos con la esterilla, movimientos de fuerza, flexiones...".

A Sabaté, en estos momentos, lo que más le preocupa es "la incertidumbre. No sabemos cuándo vamos a volver ni a entrenar ni a jugar ni qué va a pasar. Imagino que a medida que vayan pasando los días se irá recuperando la normalidad e iremos teniendo noticias. De momento, se van a suspender dos jornadas".

El guardameta Ezequiel Navarro Montoya es de los futbolistas más jóvenes del plantel y confiesa que "al menos he tenido suerte. Mi madre había venido a visitarme y se ha quedado aquí, no regresa a Madrid. Allí está mi hermana, que está bien, y mi padre se encuentra en Argentina por el trabajo, cada un por un lado, es complicado. Estamos en contacto por teléfono y por las redes sociales constantemente".

El portero lleva la situación "resignado, aunque no es fácil, hay que tener paciencia. Lo que todos deseamos es que esto pase cuanto antes porque es como una pesadilla. La salud es lo primero y tenemos que seguir todas las recomendaciones".

Lleva sólo cuarenta y ocho horas en casa, no es de "ver mucha televisión" y el tiempo lo dedica a "todo un poco y, además, tengo la compañía de mi madre y todo es más fácil. Muchas redes, móvil...".

Cada jugador tiene un plan de trabajo en casa y él como portero lo tiene más complicado: "Lo realizo como puedo, es difícil porque no hay espacio. Hago flexiones, abdominales, sentadillas, lo que se puede dentro de casa. Esperaba salir a correr pero tampoco se puede".

En estos momentos, lo que peor lleva es "la incertidumbre. Sólo nos hemos perdido un partido y ya estamos locos por volver. Ahora, no sabemos qué va a pasar y estamos preocupados. Ojalá dentro de poco vuelva la normalidad".