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Colonia británica

"Un viaje desafortunado"

  • En plena resaca por el conflicto pesquero, el Gobierno expresa su "disgusto y malestar" por la visita del príncipe Eduardo a Gibraltar.

Gibraltar es de nuevo una incordiante china en el zapato de las relaciones bilaterales entre España y Reino Unido. Casi nunca ha dejado de provocar molestias, pero en otras épocas la ortopedia diplomática ha conseguido aliviar los dolores. Ahora, han brotado de nuevo.

Al enconado conflicto entre las autoridades del Peñón y los pescadores de la Bahía de Algeciras ha seguido un rosario de episodios que no han hecho más que aumentar la grieta entre Madrid y Londres y avivar rescoldos contra la convivencia en la zona. A saber: a los pocos días de hostigar a los pesqueros andaluces, embarcaciones de recreo gibraltareñas celebran en esas mismas aguas el Jubileo de Diamantes de la reina Isabel II; días después, un joven sevillano es increpado en las calles de la colonia por vestir una camiseta de la selección española, hasta el punto de ser acompañado por agentes gibraltareños hasta la verja para que saliera de la Roca antes de que la discusión se agravara; por último, una maniobra de bunkering entre dos buques en el puerto de Gibraltar provoca un vertido de fuel, afectando a las aguas en las que las autoridades del Peñón prohíben faenar a los pesqueros de Algeciras y La Línea en defensa de su ley medioambiental. El cabreo de las cofradías de pescadores fue mayúsculo.

Y en plena resaca por todos estos capítulos de un culebrón que no cesa, llega otra entrega. La protagonizan hoy el príncipe Eduardo de Inglaterra y su esposa Sofía, condes de Wessex, que inician hoy una visita de tres días a Gibraltar, un viaje que el Gobierno de España considera "profundamente desafortunado" y por el que ya ha expresado a Londres su "disgusto y malestar". La de hoy es la segunda visita del príncipe Eduardo a la colonia británica. Las autoridades del Peñón las quejas del Ejecutivo español son "completamente irrelevantes". El ministro principal de Gibraltar dijo que su población espera "con los brazos abiertos" la llegada de cualquier miembro de la familia real. Y para que la bienvenida de los gibraltareños al príncipe Eduardo y su esposa sea más calurosa, el gobierno local ha dado unas horas libres a los trabajadores públicos que no sean esenciales, para que puedan salir a las calles a su encuentro.

Los padres del príncipe Eduardo, el príncipe Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, comenzaron su viaje de novios desde Gibraltar a bordo del yate Britannia. La última en visitar el Peñón fue la princesa Ana, que en marzo de 2009 inauguró un centro médico militar.

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