El bailaor David Coria, Premio del Público en 2019 y de la Crítica en 2020 en el Festival de Jerez, ha presentado Los bailes robados, acompañado del cante del jerezano David Lagos. Compañía David Coria 'Los bailes robados' en el Teatro Villamarta para el Festival de Jerez.

Jerez suena estos días a taconeo, rasgueo de guitarra y cantes flamencos de todos los estilos, desde saetas -incluso bailadas, como hizo el Grilo- hasta, cómo no, la bulería, el sentimiento festero por excelencia. Es el Festival de Jerez, que recibe un año más con los brazos abiertos a amantes del flamenco de dentro y fuera de la ciudad, una convocatoria mundial en la que artistas, aficionados y público se encuentran y se juntan para renovar su profesión de fe y su amor por el baile flamenco y la danza española. Pero el Festival es mucho más: se trata de un espacio para el descubrimiento y el aprendizaje, que invita no solo a mirar sino también a participar de una experiencia única y genuina y ahí están los cursos y talleres, exposiciones y muestras llenos de lugareños y foráneos dispuestos a dar una pataíta y a aprender el compás, y ahí están las peñas, ejemplo de cómo Jerez recibe a los visitantes y genuino escaparate de las tradiciones de la ciudad, donde se pueden saborear, además del cante, el toque y el baile, la gastronomía más popular y los caldos de la tierra en un maridaje que no tiene igual en todo el mundo y que es la receta que ha convertido a Jerez en general y al Festival en particular en el epicentro universal del flamenco. La técnica de las bamberas con mantón según María José Franco. Pastora Galván y Miguel Lavi, el compás en la Peña Flamenca Luis de la Pica.

Juan Manuel Fernández Montoya ‘Farruquito’ ha bailado en el Villamarta junto a su hijo Juan El Moreno, demostrando que la saga bailaora y gitana tiene relevo generacional. Farruquito y Juan El Moreno en el Festival de Jerez.

Farruquito y Juan El Moreno, alma vieja y alma nueva.