La apuesta de Isabel Díaz Ayuso es el fracaso del PP en las próximas elecciones generales.

Ortega Smith va lanzado en un mundo inmóvil: manda a "Juanma" a casa, "de la manita del Marín", como Vox ya hizo con "Susanita".

Abascal no se atreve a decir que no le gusta la Constitución del consenso, se esconde tras otra máscara.

A Julio Anguita, elogiado antes por el PP y hoy por Vox, y Aznar le unían en esos años noventa el rechazo al PSOE de González.

Un partido no es ni Nicolás Redondo Jr. y Joaquín Leguina, que apoyaron a Díaz Ayuso, ni Álvarez de Toledo.

El modelo laboral de los obreros navales y el patrón Estado ha tenido un efecto letal en los otros sectores industriales gaditanos.

Si Málaga eligiese a sus diputados con la proporción de Soria, enviaría siete diputados más al Congreso.

Juan Marín ha destruido el timón del barco, que es lo que hacen los capitanes para que la nave no quede en manos de nadie.

La que debe haber liada en el Ayuntamiento entre los partidarios del nuevo alcalde, Antonio Muñoz, y los de Cabrera.

Montero y Celis se miran de reojo porque ninguno querría ser el candidato de Sevilla si no cuaja Antonio Muñoz.