Polémica por el uso de un coche oficial por José Antonio Díaz

La soledad de 'l'enfant terrible'

  • Ni el gobierno ni el PSOE salen a defender al edil José Antonio Díaz tras usar un coche oficial para llevar a sus hijos al colegio

  • Su posición se debilita ante el silencio de los suyos

José Antonio Díaz, el pasado viernes en el Ayuntamiento.

José Antonio Díaz, el pasado viernes en el Ayuntamiento. / Vanesa Lobo

Los consejos de “tranquilo” y “no entres” a José Antonio Díaz por parte de sus compañeros de bancada en la tarde del pasado jueves no pudieron evitarlo. Ya estaba lanzado, ya se había perdido... En uno de sus habituales arranques impulsivos reconocía lo que el gobierno había negado escasos días antes: había utilizado un vehículo oficial para llevar a sus hijos al colegio.

La estrategia que había diseñado el PP le salió mejor de lo esperado. El pasado fin de semana denunció los hechos pero el gobierno salió inmediatamente a desmentirlo —ahora bien, con un comunicado engañoso donde incidía en que no había miembro del gobierno que hubiera utilizado un coche propiedad de la empresa municipal Comujesa—. Tras esto, los populares se llevaron toda la semana advirtiendo de que, tarde o temprano, saldrían las pruebas.

Por entonces, ya habían registrado las tres preguntas con las que iban a bombardear a Díaz en el pleno del pasado jueves sobre el uso del vehículo. Aunque las tres cuestiones se sustentaban en el mismo hecho, se redactaron de tal forma que no fueran la misma y evitar así que fueran tumbadas de antemano.

El PP tenía el vídeo y pensaba mostrárselo a Díaz en la sesión plenaria; era la última bala, la definitiva, pero no fue necesaria. El edil aguantó la primera pregunta siguiendo su línea discursiva de amenazar con ir al Juzgado a los denunciantes y de no dar explicaciones. Pero no aguantó a la segunda pregunta. “Lo volvería a hacer”, dijo con rabia. Consciente o inconscientemente se acababa de inmolar.

Eso sí, el edil sigue convencido de que no ha hecho nada malo — “indebido” es el calificativo que usa en su defensa—. Su argumento es que el colegio de sus hijos le coge de paso al trabajo por lo que esto no supone coste para el Ayuntamiento. Explica que un empleado municipal le recoge todos los días desde que su vehículo particular sufrió varios ataques vandálicos en los momentos más tensos vividos entre el gobierno y los sindicatos CGT y SIP. De hecho, el edil está convencido de que este vídeo y los ataques que sufrió hace dos años están relacionados.

José Antonio Díaz atraviesa su peor momento y su futuro político no está garantizado porque nadie del gobierno ni de su partido ha salido a defenderle o, al menos, a ratificarle. Resulta especialmente sintomático que ningún miembro de su gobierno ni de su partido se haya pronunciado, muchos de ellos muy activos en redes sociales. Todos guardan un silencio que bien puede entenderse como cómplice o como vergonzante por lo ocurrido.

Este medio volvió a pedir a la alcaldesa por mensaje de teléfono móvil en la mañana de ayer que se pronunciara al respecto; sin embargo, hasta el momento no ha habido respuesta. En la noche del viernes, cuando acudió a la inauguración del alumbrado, acto al que fue Díaz, por cierto, se negó a contestar sobre cualquier asunto que no estuviera vinculado a la Navidad.

Por la mañana, la regidora ya había dado la ‘espantá’ al no acudir a una comparecencia pública de cierre de campaña junto a la secretaria de organización del PSOE provincial, Araceli Maese. De hecho, Maese fue la única que se ha pronunciado sobre lo ocurrido reclamando que el edil diera explicaciones porque no se puede hacer uso privado de lo público. Horas después, fue la comparecencia de Díaz, quien insistió en argumentar que llevar a sus hijos al colegio en coche oficial “no es un uso indebido” si coge de paso al trabajo.

Los únicos respaldos que ha recibido han venido de los representantes sindicales de dos empresas concesionarias municipales. En la jornada del sábado el comité de Urbaser (limpieza viaria y recogida de residuos) emitía un comunicado donde denunciaba una “campaña de acoso y derribo” contra el edil. Un día antes, el delegado de personal de la firma que gestiona el mantenimiento de parques y jardines públicos, también había mostrado su apoyo a Díaz.

El delegado de Movilidad se caracteriza por ser un edil propenso a buscar el cuerpo a cuerpo y a ser beligerante con sus adversarios. Le encanta ejercer de látigo contra la oposición, en especial contra el PP, teniendo en Saldaña su objetivo predilecto. Una muestra fue el último Debate del Estado de la Ciudad donde Díaz asumió con gusto la portavocía de su grupo para dedicar más tiempo a atacar al candidato del PP que a vender la gestión de su equipo. Su actitud, a veces bronca y tosca, ha sido recriminada en varias ocasiones por el resto de miembros de la corporación, incluso por los suyos.

Esta situación ha condenado a la soledad política al ‘enfant terrible’ del gobierno. El ejecutivo municipal y el PSOE tienen desde la tarde del jueves un fuego que sigue vivo y que no han logrado rebajar en un fin de semana bastante delicado por las elecciones autonómicas.

A día de hoy, no está claro que pasará con Díaz. Según lo apuntado el viernes, él no piensa dimitir, pero el silencio de los suyos ayuda a acrecentar las especulaciones y a debilitar su posición. Como ha dicho jocosamente en varias ocasiones el portavoz de IU, Raúl Ruiz-Berdejo, el ejecutivo de Mamen Sánchez “cabe en una furgoneta” en referencia a que son solo seis ediles con responsabilidad de gobierno.

José Antonio Díaz es una pieza muy importante del ejecutivo al ser uno de los que ostenta mayores responsabilidades. Tiene bajo su competencia los principales contratos que tiene el Ayuntamiento, desde la gestión del agua pasando por el servicio de limpieza o el mantenimiento de parques y jardines. Y también es el vicepresidente de Comujesa, una empresa municipal que tiene a su cargo el transporte público y un servicio tan sensible como la ayuda a domicilio a personas dependientes.

El concejal firmó su sentencia al verse obligado a reconocer el uso particular de un coche oficial —aunque siga pensando que no sea culpable— pero su partido tiene que decidir ahora si lo sacrifica en forma de cese o lo indulta con una ratificación pública.

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