¿ Se imaginan un gobierno en el que el alcalde es utilizado como un monigote que va de un lado a otro sin tener poder de decisión? Algo así como un alcalde 'florero'. Pues más o menos ésta es la propuesta que le han hecho al PSOE sus socios de investidura. Lo han hecho de una manera algo más sutil, ofreciendo que el partido que se quede con la Alcaldía, actualmente en manos del PSOE, al obtener ya este privilegio deje en manos de las otras dos formaciones la mayoría en la junta de gobierno. Suena bien si no fuera porque se trata de perder el control en el máximo órgano de gobierno y, por tanto, en las decisiones de la gestión municipal. Para ello, proponen reducir las actuales tenencias de alcaldía a dos -que quedarían para las dos formaciones que no ostenten este cargo-, a cambio se quedarían con el poder de decisión, ya que desde la entrada en vigor de la Ley de Grandes Ciudades la Junta de Gobierno es clave en la gestión municipal en detrimento del pleno, salvo que estuvieran dispuestos a ceder más competencias al alcalde según permite la misma ley. Más o menos, en resumen, ésta es la propuesta de gobierno, una oferta que viene acompañada de un extensísimo programa relegado a un segundo plano. La guerra de sillones se ha convertido en el principal escollo de una negociación en la que el PSOE prefiere guardar silencio. Quizás porque será el gran afectado o quizás porque necesita como el comer a sus socios de investidura para gobernar y estos lo saben. La alcaldesa, que opta por callar o hablar según le convenga, no ha podido evitar en una de sus desafortunadas declaraciones aludir expresamente al poder, cuestión ésta que parece preocuparle bastante ya que, como ha afirmado, a sus concejales no les gustaría perder poder y, por cierto, bajar su nómina al dejar las tenencias de alcaldía. Y lo que está claro también es que a nadie le gusta ser alcalde 'florero', alcalde 'monigote'…llámenlo como ustedes prefieran. Es una realidad que la propuesta hecha al PSOE no es nada apetecible en una clara lucha por el control municipal. Sólo queda esperar que los tres partidos sean capaces de anteponer el interés general de Jerez al suyo propio si de verdad quieren conformar un nuevo gobierno y poner fin al culebrón.

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